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MADRID

Jerezano y su toro

Hernández / Seseña, Jerezano, PlazaToros de Félix Hernández Barrera, bien presentados, de juego irregular; el 5º noble y repetidor. José Luis Seseña: pinchazo bajo y media desprendida (ovación); bajonazo (leves palmas). Jerezano, que confirmaba la alternativa: bajonazo (palmas); tres pinchazos hondos y cuatro descabellos (algunos pitos), José María Plaza: cinco pinchazos, y estocada trasera desprendida (silencio); pinchazo hondo trasero, tres descabellos -aviso- y un cuarto descabello (silencio).

Plaza de Las Ventas, 9 de agosto. Menos de media plaza.

En este agosto primaveral por los madriles, hubo una corrida de buen tono, que sacó un tanto a la afición del sopor de anteriores corridas veraniegas, esas que secan la boca, sobre todo a los toreros. Y fue gracias a algún buen toro y a unos toreros de pocas corridas, si, pero con cosas que decir. Agosto en el Madrid taurómaco no es un erial. En esta ocasión lo demostraron Jerezano y su buen toro. Además de los otros toreros en diferente medida.

Jerezano tuvo un segundo toro entre sus manos que fue noble, repetidor y dicen que con son. Y el torero de allende el Sur, prácticamente inédito como matador de toros, realizó una faena larga y variada, que en parte malogró por el mal uso de la espada.

En ese buen toro en el último tercio, toreó con la muleta por ambos lados con gusto, aunque fuera de cacho, por eso no llegó con más fuerza a los tendidos. Los pases de pecho fueron impecables. Y desgranó toda una serie de ayudados por bajo y por alto que gustaron mucho al escaso público asistente. Como principal virtud hay que reseñar la distancia, el dejarse ver y quedarse quieto.

En el toro de su confirmación ya denotó su finura en una irregular faena, ante un toro que flojeó y con el viento en contra. Es menester otorgarle un voto de confianza a este torero que hizo de todo, lo que sabe y su oficio le dejó.

Jose Luis Seseña, un ya joven veterano de los ferragostos madrileños, tuvo una actuación valiente, no perdonó casi ningún quite e intentó el triunfo a toda costa. Aunque en su primero metió un poco el pico de la muleta, al final del trasteo dio una meritoria tanda de derechazos.

En el otro, Seseña se puso de rodillas para recibir al morlaco con una larga cambiada; y con la muleta, en una faena que fue a menos, conforme el toro fue apagándose, dibujó algún natural interesante.

El torero de Torres de la Alameda, Jose María Plaza, ante el primero, que pasaportó con un torpe manejo de la espada, consintió en un muleteo de aliño, lo que el toro pedía: era un mansazo reservón y parado, que daba tarascadas.

Pero en el que cerraba el festejo, bien banderilleado por Carlos Hombrados, que tuvo que saludar, hubo unos momentos de inspiración que nos dejaron al final con la miel rondándonos el paladar.

Porque tras un trasteo muleteril de principio prometedor, la faena fue diluyéndose, a la vez que las primeras arrancadas nobles del toro. A José María Plaza, no obstante, hay que anotarle en el haber unos pases de la firma y un cambio de mano primorosos con la planta erguida y el trazo de muletazo elegante.

El torero sufrió una voltereta cerca de chiqueros, afortunadamente sin malas consecuencias para su integridad, y volvió a ponerse delante del oscuro animal, que terminó parándose con saña.

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