Se intensifica la lucha por el control de Sarajevo
Los combates por el control de Sarajevo se intensificaron en los últimos tres días, provocando un elevado número de bajas entre los dos bandos contendientes. En la ofensiva musulmana para tratar de romper el sitio serbio a la capital de Bosnia-Herzegovina murieron al menos 150 soldados serbios, según la agencia Tanjug, con base en Belgrado. Los ofíciales bosnios también reconocieron la muerte de 24 de sus hombres en los duros combates que se desarrollan en las colinas que rodean Sarajevo. En el interior de la ciudad, por el contrario, la situación es relativamente tranquila, aunque los francotiradores campan por sus respetos y disparan "a los uniformes sin mirar quién los lleva".
Mientras, la ex república yugoslava. de Croacia se prepara para celebrar hoy sus primeras elecciones presidenciales y parlamentarlas tras la independencia. Las acusaciones reiteradas de fraude para favorecer la reelección del actual presidente Franjo Tudjman marcan el inicio de estos comicios, en los que participan 37 partidos y ocho candidatos presidenciales.En medios diplomáticos se considera "casi segura" la reelección, de Tudjman, aunque podría tener que presentarse a una seg, una vuelta, en la que se enfrentaría a Drazen Budisa, líder del. Partido Socio-Liberal Croata (HSLS).
El economista Branko Horvat, en su tiempo candidato al Premio Nobel, pidió al Tribunal Supremo croata que suspenda las elecciones por supuesta violación de la Ley Electoral por parte del partido gobernante, la Comunidad Democrática Croata (HDZ). Otros partidos de la oposición, desde los liberales a los comunistas, pasando por los ultranacionalistas, se han manifestado en el mismo sentido.
En Bosnia-Herzegovina, oficiales musulmanes aseguran que, a pesar de la dureza de los combates, sus fuerzas han logrado un cierto avance y han llegado a romper las líneas serbias en algunos puntos. Sin embargo, aún están lejos de lograr el pasillo que pretenden crear hasta el corazón de Sarajevo.
Según un despacho del Alto Estado Mayor del presidente bosnio, Alia Izetbegovic, las fuerzas musulmanas lograron reconquistar Trnovo y Rogoj, pueblos situados a una treintena de kilómetros al sur de la capital, empujando a los serbios hasta el suburbio de llijas, a unos 10 kilómetros de Sarajevo.
La "relación de horrores" que los organismos competentes de Naciones Unidas se ven obligados a considerar va en alimento de día en día. A principios de junio, un joven de la ciudad de Velika fue colgado boca abajo, vivo, de la rama de un árbol, atado por sus piernas. Después le aplicaron una sierra mecánica a los genitales y le partieron por la mitad. Los testigos no serbios describieron la situación con tal exactitud que fue calificada de cierta e incluida en esa lista de horrores.
En Komarice otro joven fue empalado vivo. En torno a 150 enfermos mentales murieron al ser incediado su hospital en Moscrica. La guardia tenía instrucciones de no dejar salir a nadie del edificio. Los cadáveres que bajan por el río Una están en algunos casos tan destrozados por la metralla o por armas blancas que es difícil enterrarlos enteros. Muchos están podridos, otros incompletos. Los refugiados en Zagreb, recién llegados de regiones donde el absoluto terror de las bandas del líder de la guerrilla serbia, Radovan Karadzic, reina a capricho, no comprenden cómo han salido vivos ni cómo la idealizada Europa asiste aún impasible a este espectáculo. "Dígalo usted en su casa, tras ver lo que la gente de Karadzic está haciendo en Bosnia. Hitler era un aficionado".
Tardaremos muchos años en descubrir, si acaso, todas las fosas comunes que, con la complacencia occidental, se están abriendo y llenando en Bosnia estas semanas y meses. A los miles de desaparecidos han de añadirse otras víctimas, las decenas de miles que son obligadas a abandonar los hogares que habitaron sus antepasados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.