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'Acorazado Potemkin II'

Un buque guardacostas ucranio desafía el mando de la CEI sobre la Flota del Mar Negro

Los ciudadanos de Odesa ya le llaman Acorazado Potemkin II. Los tripulantes del guardacostas de la Flota del Mar Negro que, desobedeciendo a sus superiores, abandonaron el martes su base de Crimea y entraron en el puerto de Odesa con la bandera amarilla y azul de Ucrania ondeando en el mástil no se han rebelado, como los marineros que se alzaron en 1905 contra el zar, porque la carne de sus raciones estuviera agusanada, sino porque quieren servir de una vez al Gobierno ucranio en vez de a la indefinida Comunidad de Estados Independientes (CEI).Pero el hecho mismo de la rebelión y la coincidencia en el puerto de destino han recordado a los odesitas los hechos magistralmente plasmados por Serguéi Eisenstein en su filme El acorazado Potemkin. El peligro de que la rebelión pudiera haber desembocado en un enfrentamiento armado entre buques ucranios y rusos ha hecho cundir la intranquilidad en la ciudad portuaria.

La embarcación rebelde ha sido en esta ocasión el buque guardacostas SKR-112, con una dotación de 72 hombres, entre ellos seis oficiales. El martes, a las 8.40, mientras participaba en unas maniobras, el guardacostas se desvió de la ruta marcada y puso rumbo a Odesa. Al darse cuenta, el mando de la flota envió tras él cuatro buques y un hidrodeslizador.

El SKR-112 fue alcanzado a las seis de la tarde. En ese momento, según los rusos, aparecieron un avión SU-27 de la Fuerza Aérea ucranía y varios guardacostas con pabellón amarillo y azul, que protegieron a la embarcación rebelde hasta Odesa. Según la versión ucrania, se produjeron disparos de advertencia por parte de los rusos, pero nadie inició el combate. "Estábamos preparados para afrontar cualquier ataque", ha explicado el capitán rebelde, Serguéi Nastenko, "pero no teníamos intención de recurrir a las armas".

La mayor parte de la tripulación del guardacostas juró fidelidad a Ucrania en enero pasado, pero la flota ha seguido bajo el mando de la CEI pese a los acuerdos entre Rusia y Ucrania para repartirse la Flota del Mar Negro. El último acuerdo se produjo en junio, en una reunión entre los presidentes Borís Yeltsin y Leonid Kravchuk en Dagomís.

Desde entonces, según los rebeldes, el mando de la flota les ha discriminado. "Se ha producido una escalada de acciones ilegales contra aquellos que han jurado fidelidad a Ucrania", afirmó ayer el ministro de Defensa ucranio, Konstantín Morózov.

Por su parte, el comandante de la Flota del Mar Negro, almirante Ígor Kasatónov, ha acusado a los responsables militares ucranios de colaborar en la acción. Según Kasatónov, hay muchos oficiales que desean izar el pabellón de San Andrés -la bandera zarista, que sustituirá el próximo domingo a la hoz y el martillo en el resto de la flota rusa-, "pese a las órdenes de que mantengan el autocontrol".

De momento, ambas partes han acordado que el SKR-112 permanezca en Odesa hasta que se realice un examen del problema "al más alto nivel". La Flota del Mar Negro es, por su número de buques, comparable con la Armada británica, aunque, eso sí, con un nivel de mantenimiento menos esmerado.

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