Cebrián afirma que en la prensa española hay un sistema organizado de corrupción
El problema más grave que aqueja a la prensa española es la existencia de un sistema organizado de corrupción que afecta a sectores sensibles en la formación de la opinión pública, como dirigentes políticos, empresarios y representantes de instituciones. Este hecho, denunciado ayer en los cursos de verano de El Escorial por el consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, es tanto más gravé en la medida en que no es denunciado por la propia prensa por miedo, corporativismo o falta de pruebas.
Juan Luis Cebrián se lamentó de que alguna prensa que denuncia corrupción -unas veces con razón y otras no tanto- por todos los lados, es luego incapaz de levantar casos flagrantes de enriquecimiento personal de periodistas, en base a chantajes y al cobro de un impuesto revolucionario.Este fenómeno "preocupante" lo ciñó a algunos medios de difusión nacional radicados en Madrid: "Hay sistemas de comprar posiciones editoriales y sistemas de compras de periodistas que publican informaciones en función de los intereses concretos del director, de su familia o de intereses económicos privados de los informadores".
Según Cebrián en este entramado de corrupción establecida "existen periodistas que se enriquecen por el abuso, el chantaje y el cobro del impuesto revolucionario a empresas, instituciones, líderes políticos del más variado espectro. Hay empresas que pagan para que en algunos periódicos no se les ataque y hay medios de comunicación que critican para Poder cobrar".
Cebrián aludió también a determinados periodistas que comprometen su profesión con la publicidad de empresas, personas o partidos políticos, hecho que les reporta para su enriquecimiento personal ingresos extras de hasta dos millones de pesetas al mes. "Existen indicios y evidencias morales de estos hechos y todo el mundo conoce sus nombres y apellidos, aunque no se dispone de pruebas jurídicas para llevarlos ante el juzgado".
El fundador y ex director de EL PAÍS apuntó que en los periódicos españoles se detecta un amarillismo creciente, sobre todo, en algunos que tienen formato y apariencia de prensa seria, al contrario que en otros países donde está claramente diferenciada la prensa creíble de la sensacionalista.
En relación con las modificaciones propuestas al Código Penal, Cebrián no se muestra partidario de que se introduzca el delito de difamación, pero considera mezquino que la polémica se centre en este tema cuando hay otros, como la ley de plazos del aborto, que tienen gran trascendencia social y de los que apenas se habla.
Sobre el debate abierto estos días entre los profesionales y los propietarios de medios de comunicación afirmó que es antiguo, y que quien posea más de la mitad de la propiedad de un medio tiene derecho a controlarlo como en cualquier otro negocio o empresa.
Al respecto, Cebrián señaló que se está cometiendo un abuso en la apelación al derecho de libertad de expresión. "Los periodistas no son los únicos depositarlos del derecho a la libertad de información y por ello no tienen el derecho de pernada sobre otros técnicos". Con este fundamento, Cebrián descalificó a los profesionales que, utilizando como excusa la libertad de expresión, reclaman indemnizaciones de 200 millones. "Para defender intereses personales se enarbolan grandes principios. Habría que ser valiente y decirlo claramente. Un carnicero o cualquier otro profesional lo haría [diría que defiende intereses personales]", dijo al asombrarse de que periodistas españoles cobren 300 millones anuales en función de sus conexiones publicitarias. "Este caché no es un sueldo normal, ni comparable al de cualquier otro fuera de España. Es superior a lo que gana Peter Jennings, el presentador de más prestigio de Estados Unidos", dijo.
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