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Reportaje:ESPACIO

El primer vuelo espacial conjunto de astronautas rusos y norteamericanos será en 1994

El primer vuelo conjunto ruso-norteamericano a la estación espacial ex soviética Mir se prevé para 1994 o, a más tardar en 1995, según informó ayer en Moscú el director general de la Agencia Espacial Rusa, Yuri Koptev. La estancia de los astronautas norteamericanos en la estación espacial no se limitará a una semana, como ha sucedido con todos los extranjeros que han participado en salidas conjuntas con los rusos hasta ahora, sino que se prolongará entre tres y cinco meses, que es la duración habitual de las misiones de los astronautas rusos en la estación Mir.

Antes de ese vuelo, un astronauta ruso viajará en octubre del año próximo al espacio formando parte de una tripulación del transbordador de la NASA. Una delegación norteamericana, encabezada por el director de la agencia espacial de Estados Unidos, Daniel Goldin, ha perfilado durante la última semana los acuerdos de colaboración alcanzados en junio pasado durante la visita del presidente Borís Yeltsin a Washington. La principal área de trabajo conjunto es precisamente la de los vuelos espaciales tripulados, uno de los campos en que la tecnología soviética ha superado a la estadounidense."He quedado muy impresionado por la manera que tienen los amigos rusos de abordar la seguridad de las tripulaciones en vuelo. Nosotros hemos hecho muchos más análisis y estudios que ellos, pero ellos han hecho muchas más pruebas", comentó Goldin cuando se le preguntó ayer si había tenido acceso a tecnología nunca vista.

El 15 de julio de 1975 se produjo el único encuentro habido hasta la fecha de astronautas rusos y americanos en el espacio. La misión duró cuatro días durante los cuales cada tripulación pasó siete horas en la nave del otro país. Los duros años de la guerra fría interrumpieron este principio de colaboración espacial.

Experiencia soviética

Los estadounidenses quieren aprovechar la experiencia soviética de largas estancias en órbita para ponerla al servicio de su programa de la estación orbital Freedom con el consiguiente ahorro para el contribuyente. Así, antes de que la Freedom sea lanzada al espacio en las postrimerías de la década, astronautas de la NASA -tras año y medio o dos año de preparación en tierra- podrán experimentar en la Mir tareas como el ensamblaje de naves a la estación y podrán estudiar por sí mismos cómo reacciona el cuerpo humano al ser sometido a un largo periodo de permanencia en el espacio.Al tiempo, técnicos de la NASA se han puesto a trabajar con diseñadores rusos para conocer a fondo la tecnología de la Soyuz TM, la nave soviética que transporta a los astronautas a la Mir, con el fin de determinar si ese ingenio puede ser utilizado como nave de emergencia de la Freedom. Los técnicos de EE UU estudiarán también a fondo las técnicas de ensamblaje desarrolladas por sus antiguos adversarios.

Los rusos obtendrán a cambio unos miles de dólares -la cantidad exacta se determinará con el tiempo- que contribuirán a mantener vivos los programas de investigación espacial en un momento en que este sector ha dejado de ser uno de los protegidos por el Estado y ha visto descender vertiginosamente las subvenciones. Dejando atrás el pesimismo que exhibían en los últimos tiempos, los dirigentes de la astronaútica rusa aseguraron ayer que la estación Mir seguirá en funcionamiento tal y como está previsto y que, cuando en 1996 quede fuera de servicio esta base orbital tras diez años de permanencia en el espacio, será reemplazada por la Mir-2.

Diseño conjunto

Goldin no quiso aventurar el futuro de la colaboración en otras áreas -la más importante de ellas es quizá el diseño conjunto de un sistema espacial antibalístico- y afirmó que el trabajo debía establecerse sobre "bases sólidas" y "paso a paso". En todo caso subrayó que en los trabajos desarrollados en Moscú habían participado militares de ambos países, por lo que se deja abierta la puerta a la colaboración en proyectos militares."Estamos muy impresionados por la tecnología espacial rusa", insistió, "por la calidad de los sistemas mecánicos, el buen diseño de ingeniería y, lo que es más importante, el carácter abierto con que abordan los problemas espaciales".

El acuerdo para la cooperación espacial entre EE.UU y Rusia en temas espaciales, es motivo de preocupación para la Agencia Espacial Europea (ESA), que también pretende desarrollar contactos con su vecino del Este y aprovechar sus conocimientos espaciales. La colaboración podría ahorrar costes a la ESA y esta es una de las cuestiones en que insisten varios de sus países miembros.

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