El fiscal militar de Blida pide cadena perpetua para los dos máximos dirigentes del FIS
El fiscal del Tribunal Militar de Blida solicitó ayer cadena perpetua para Abassi Madani y Alí Benhay, los dos máximos dirigentes de la organización integrista Frente Islámico de Salvación, por los delitos de organización de movimiento insurreccional e intento de compló cometidos en junio de 1991, cuando decretaron una huelga general en protesta por las leyes electorales con las que el Gobierno argelino pretendía manipular el proceso democrático.
El fiscal reclamó asimismo penas que oscilan entre los 15 y los 20 años de prisión para los otros cinco dirigentes fundamentalistas procesados por los mismos hechos. Tras esta petición el tribunal se retiro a deliberar. La sentencia será hecha pública hoy.El fiscal militar reclamó estas condenas ayer a las 19.00 horas, despúes de un largo discurso ante el Tribunal Militar de Blida, en ausencia de los acusados y de los abogados defensores, quienes desde el pasado domingo se niegan a comparecer a la vista para protestar por la falta de garantías jurídicas que impiden, en su opinión, un proceso claro y limpio. A pesar de estas ausencias el tribunal decidió celebrar la vista, convocar a los testigos y cerrar el proceso político más importante de la historia de la república de Argelia.
El contrapunto a la enérgica actitud castrense, de celebrar la vista sin defensores y acusados, es la decisión del fiscal militar de eludir la pena de muerte, y reclamar en su lugar la cadena perpetua para los dos máximos líderes integristas. Esta petición podría obedecer a una decisión del Ejército de soslayar el enfrentamiento a pecho descubierto con la organización fundamentalista y dejar una puerta abierta a una posible conciliación nacional o, en el peor de los casos, a una negociación política al margen, evidentemente, del recurso que los defensores pueden presentar ante el Tribunal Supremo.
Diálogo roto
Los abogados del FIS anunciaron ayer que piensan iniciar por su cuenta la instrucción de un contraproceso que pretende desvelar "las sombras del poder en Argelia". Los defensores anunciaron estos propósitos en el transcurso de una conferencia de prensa celebrada en el vestíbulo del hotel Palace de Blida, un día después de que el ex primer ministro Mulud Harnruche, prestara testimonio en la sala del tribunal y asegurara que había intentado establecer un diálogo con el FIS, en junio de 1991, en plena huelga general, pero que el proceso de negociación quedó interrumpido cuando el poder tomó la decisión de emplear fórmulas más expeditivas para resolver la cuestión integrista.
Con estas declaraciones, el ex primer ministro Harnruche insinuaba que un poder fáctico más importante que el del Gobierno había tomado el control del orden público en Argelia en el verano de hace un año y enviado el Ejército y la policía a reprimir y encarcelar a los integristas, mientras él dejaba su carta de dimisión sobre la mesa. Sólo después, mucho después, se legalizaría la situación, se decretaría el estado de sitio, se traspasaría oficialmente el control del orden público al Ejército y se haría pública la dimisión del Gobierno.
El juicio de los dirigentes del FIS tuvo como epílogo ayer por la mañana las declaraciones de tres protagonistas claves del antiguo equipo del presidente Chadli Benyedid: el secretario general del ex partido único Frente de Liberación Nacional, Abdelhamid Mehri; el ex piresidente del Parlamento, Abdelazid Beljadem; y el ex primer ministro Sid Ahmed Gozali, quienes con firmaron plenamente la existen cía de un diálogo con el FIS.
Pero ninguno de los testigos pudo precisar, no por falta de conocimiento, quién fue el responsable de la ruptura de este diálogo y de dónde salieron las órdenes de reprimir con fuerza y disparar contra los integristas en junio de 1991. Se iniciaban así unos sucesos que terminaron con cerca de 80 muertos y que colocaron a Argelia al borde de la guerra civil. Pero fue sobre todo, el ensayo general de un posterior bloqueo democrático.
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