El desplazamiento de Beljeir
El presidente del Gobierno Belaid Abdeslam, que ha sustituido al dimitido Sid Ahmed Gozali, prosigue con todo hermetismo y sin prisas sus consultas tendentes a la formación del nuevo Gabinete. Todo y nada se ha filtrado, lo que permite asegurar, entre otras cosas, el desplazamiento definitivo del ministro del Interior, general mayor Larbi Beljeir, hombre fuerte del régimen durante el mandato del ex presidente Chadli Benyedid y que, inexplicablemente, continuó ostentando generosas atribuciones durante el mandato siguiente del asesinado Mohamed Budiaf.Los datos que permiten asegurar el desplazamiento de Larbi Beljeir son contundentes. Por una parte, la celebración de una ceremonia íntima, pero no lo suficiente, en el Ministerio del Interior, en la que el general mayor se despidió de sus colaboradores. El otro es aún mucho más significativo: los ataques furibundos que la prensa independiente dirigió ayer con toda impunidad al ex todopoderosísimo, ex queridísimo y hasta hace poco respetado militar. Es la despedida habitual de una Argelia que sólo respeta a sus líderes políticos cuando están en activo o muertos.
Con la caída en desgracia del general mayor Larbi Beljeir, otro general mayor, Jaled Nezar, ministro de Defensa y miembro del Alto Comité de Estado, se convierte en el líder castrense indiscutible de la dirección de Argelia, obtiene el control del Ejército, de la seguridad y de los proyectos políticos. El Alto Comité de Estado, con Alí Kafi a la cabeza, y a su lado el ministro de Defensa, Nezar, concentra en favor de la presidencia de la república las prerrogativas más importantes logradas por presidente alguno en los 30 años de historia de Argelia, quizá con la sola excepción de Huari Bumedian.
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