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El próximo alcalde, ¿un 'guiri'?

En Mijas (Málaga), los europeos están satisfechos de poder votar y los españoles se resignan

No hay voto a gusto de todos. En Mijas (Málaga), la reforma constitucional que permitirá a los europeos de la CE votar y ser elegidos en los comicios municipales provoca expectación. Lógico: en esta localidad de la Costa del Sol hay más habitantes de fuera (31.000) que españoles (22.000). "Ponga un extranjero en su lista", piensan ya los partidos políticos."Si votamos nos escucharán más", reflexionan los foráneos. Los mijeños recelan y se resignan: "Son cosas de estar en Europa". Pero ni unos ni otros imaginan un alcalde guiri.

"¡No creo que un holandés vaya a votar nunca a un alemán! Gracias a eso seguiré yo aquí", bromea Antonio Maldonado, alcalde -socialistad- esde 1979. Al regidor le preocupa cómo se regulará la participación extranjera: "¿Podrá ser concejal alguien que no hable español?". Pero ya lo ha decidido -votos son votos-: "Pondré extranjeros en mi candidatura, pero las prioridades las marcamos nosotros".

Ahí le duele. "Los extranjeros nos harían una política municipal de asilos, no de escuelas. Ya tienen la tierra [84%del suelo urbanizable], si encima nos van a gobernar... ", se lamenta el sociólogo Francisco Jurdao. "Esto no es una cuestión de colonialismo, sino de sumar esfuerzos. Nunca estarán extranjeros contra españoles, porque sus intereses son complementarios", tercia el promotor de urbanizaciones Juan de Orbaneja. En Mijas hay dos mundos y un solo cielo: el turismo; 160 urbanizaciones habitadas por jubilados que conviven, pero no se integran.

Sin embargo, hasta los más renuentes ven aspectos positivos: "Si ellos mandaran, la ecología y el urbanismo estarían inejor", afirma Jurdao. De hecho, la quema de basuras es la crítica más unánime de los extranjeros, hartos de aspirar el humo de los residuos.

Amén del deficiente servicio telefónico, los extranjeros se quejan del coste de la vida, que ha obligado a muchos a retornar a sus países. Las cosas ya no son como eran. El británico Vincent Haslam ironiza con cariño: "Aquí se ha pasado muy deprisa del burro al ordenador. La gente compra cosas que no quiere con dinero que no tiene".

Sólo uno de cada tres residentes extranjeros está censado. De los 12.447 registrados, la mitad -6.710- son británicos y 3.000 del resto de la CE. Suelen mostrar más interés por votar que por ser candidatos. "Es bueno que podamos votar, porque pagamos impuestos. No vamos a hacer un partido, sino que nos uniremos a los españoles", afirma Jack Featherston, de la Legión Británica. "¿Enviarán el programa en inglés?", pregunta la holandesa Jan Blausten. Los jóvenes, como Violette Oudkerk, se implican más: "He crecido aquí y siento que es mi tierra".

Los mijeños no lo ven tan claro. "A lo mejor es un poco humillante que nos manden. Lo de ellos es para ellos y lo nuestro para todos", apunta Cristóbal González. Francisco Rosales empezó con tres burro-taxis hace 30 años. Ahora tiene 14. "No sé qué pasará si mandan ellos, pero ya que están, que sean", dice. Maastricht y menos tricht.

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