Música contra 'culebrones'

Confieso que estoy supercabreada y que este enfado mío proviene de un hecho, en apariencia, sin importancia: la supresión del espacio musical en Radio 2 Conversación galante.Soy una simple ama de casa -quizá entre tantos millones no tenga importancia...-, casada con un maestro de escuela de los de antes, o sea, de los de "pasas más hambre..." que ha tenido los ovarios mediterráneos de sacar adelante a tres hijos dándoles además carreras universitarias, que tiene la afición de escuchar música clásica y que desde hace unos cinco años tiene dos citas semanales con el citado programa. Bueno, pues, ahora, el Ente de Radiotelevisión, que todo lo puede y que todo lo sabe en su infinita sabiduría, haciendo caso omiso a todas las encuestas -primer programa en audiencia en encuesta realizada en la autonomía de Madrid-, ha decidido quitar de un plumazo, Conversación galante, un programa modelo de radio viva, comunicativa, abierta; un programa con un presupuesto de risa, en el que su director, José Carlos Cabello, además de prepararse como nadie, tiene que pagar sus viajes al extranjero, los hoteles, etcétera, y, a base de salero, traerse para España solistas y grupos de categoría mundial sin que al todopoderoso Ente le cueste un duro. Y, digo yo, cuando el todocreso del Ente se, gasta millonadas en super-Raffaellas, culebrones y superconcursos, sin importarle abonar dietas y contratos fabulosos, ¿qué oscuros intereses hay detrás de todo esto? ¿Es que el director de Radio Nacional de España, don Diego Carcedo, y el -director de Radio 2, en este caso, quiere que las amas de casa se sigan idiotizando aún más, además de embrutecerse con el monótono y aburrido trabajo casero, y cuando sale un programa que es capaz de hacer abandonar la caja idiota y acostarse, y coger un libro, y relajarsé con la música de extrema belleza que José Carlos Cabello sabe explicar como nadie, lo quita de en medio como el que se espanta una mosca impertinente? Señores, un respeto por la cultura, un respeto por la música buena, sin más.-

Antonia María Yepes Pinillos.