Al borde de la guerra civil
Los integristas islámicos de Argelia casi han hecho honor a su palabra. La Jihad islámica se había declarado dispuesta a desencadenar la guerra total contra el Gobierno argelino a partir del 30 de junio. Afirmaron que matarían "a mil policías y soldados", pero con un día de anticipación han decapitado la pirámide del poder, precisamente creado para destruirles.Los disparos que han dado muerte a Budiaf han sido mucho más letales que la muerte de mil policías. Su asesinato es un desastre para todos aquellos que luchan por una Argelia secular -la mayoría de la población- y, a la vez constituye toda una amenaza contra los líderes árabes que se creen capaces de prevalecer sobre una eventual oposición islámica.
¿Quiénes creerán ahora que las autoridades argelinas han erradicado el integrismo islámico? ¿Quién invertirá en el país? ¿Quién podrá evitar la sospecha de que Argelia se encamina hacia la guerra civil?
En los próximos días se dirá que el asesinato del héroe de la Independencia y presidente del Alto Consejo de Estado ha sido obra de extranjeros, de integristas procedentes de Irán, de Afganistán o de Sudán. Pero el Frente de Salvación Islámica (FIS), del cual ha surgido la Jihad islámica -un movimiento claramente violento- es puramente autóctono y toma su fuerza de la pobreza surgida de la bancarrota económica y la corrupción del Gobierno del Frente de Liberación Nacional.
No hay que olvidar que el FIS jugó el juego. Se presentó a las elecciones y hubiera ganado también la segunda vuelta de no haber sido porque el Gobierno la suspendió para impedir que proclamara la república islámica.
Durante el corto mandato de Budiaf 6.000 miembros del FIS fueron recluidos en campos de concentración en el desierto. Durante semanas, tras la suspensión de las elecciones, pequeños grupos armados surgidos del FIS fueron brutalmente perseguidos y detenidos, y alguno de ellos cayeron a manos de la policía. Algunos de estos pistoleros eran veteranos de la guerra de Afganistán, donde lucharon contra el ejército soviético. Pero fue Arabia Saudí dio fondos al FIS hasta que comprendió que una victoria islámica en Argelia sería mucho más perjudicial para sus intereses que la continuación de un gobierno socialista argelino.
Si el asesinato marca una escalada en la hasta ahora moderada guerra civil de Argelia, y también presenta los tremendos problemas del Gobierno que él dirigía. Budiaf era un héroe nacional - que fue hecho prisionero en la guerra de independencia con Francia y prefirió 28 años de exilio en Marruecos a participar en los corruptos gobiernos de la independencia- y era una cara aceptable para un Gabinete controlado por los militares.
Budiaf era la cabeza visible de un consejo en el cual el general Jaled Nezzar, el ministro de Defensa, y el general Larbi Beljeir, el ministro del Interior son los miembros más poderosos. ¿Dirigirán Argelia ahora de forma abierta los generales? ¿0 le pedirán al primer ministro, el intelectual Gozali que suceda de Budiaf?.
Para sobrevivir, las autoridades tendrán que reprimir salvajemente al FIS y es muy probable que se repita el cruel trato que se les dio a los seguidores del FIS, después de los disturbios de Argel de 1988, cuando docenas de presos fueron torturados por la policía.
Budiaf presumía recientemente de que había liberado a 2.000 de los 6.000 prisioneros del FIS. Ahora es poco probable que los liberados sigan en libertad mucho tiempo. El fin de semana pasado se iniciaron los juicios contra los dirigentes del FIS, Abasi Madani y Ali Belhaj; los asesinos de Budiaf tienen ahora que dar su respuesta a los juicios.
Un hombre cautoBudiaf era un hombre cauto. Antes de que aceptara la oferta de gobernar Argelia había viajado en secreto al país para conocer al Gobierno y comprender la misión que se le encomendaba. Cuando convocó la primera rueda de prensa mostró poco interés en disuadir a los millones de musulmanes que habían votado al FIS. Pidió orden, seguridad, sumisión a la autoridad y que dejaran de servirse para su política de las mezquitas. A los pocos días, el FIS era declarado ilegal.
Después de haber terminado el experimento democrático en Argelia, las autoridades están ahora tratando de capear el temporal. Los predicadores del FIS habían amenazado con destruir la mitad del territorio de la Kabilia, si era necesario, para islamizarlo, ya que los bereberes dieron muy poco apoyo al partido. Pero la guerra civil, que las autoridades tanto temían, está ahora muy cerca.
En una nación en la cual la mayoría de los pobres duermen de diez en diez en una sola habitación, con muy pocas inversiones y, quizá, un 30% de paro, el integrismo islámico estaba destinado a calar. Las naciones europeas, especialmente Francia, contemplaban el ascenso del poder musulmán con inquietud. Pero en realidad apenas sostuvieron a Budiaf cuando llegó al poder. Ahora tienen una razón suplementaria para temer por el futuro de una nación, que fue parte integrante de Francia hasta 1964.
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