El paciente emocional

"En los últimos años, los adolescentes han sido el único segmento de población que ha sufrido un aumento de sus tasas de mortalidad y morbilidad", afirma Marcos Obedman, ginecólogo y presidente de la Asociación Española de Medicina de los Adolescentes (AEMA). El sida, la droga, los hábitos no saludables y los problemas de integración en el mundo de los adultos han sido algunos de los temas abordados por médicos de nueve países en el primer Foro Europeo de Medicina para Adolescentes, celebrado la semana pasada en Madrid.

La juventud ha pasado de ser el periodo más sano de la vida a convertirse en un momento altamente vulnerable, según explican investigadores de AEMA. Los accidentes, principalmente de tráfico, constituyen hoy la primera causa de muerte entre los adolescentes españoles.Otros factores de riesgo de cada vez mayor incidencia en este grupo de edad son las enfermedades infecciosas, el sida, la droga, los embarazos en menores, la anorexia y los hábitos no saludables (tabaco, alcohol, dietas desequilibradas), así como las problemas escolares y de adaptación social.

Rafael Nájera, director del Instituto de Salud Carlos III, recordó en su intervención que un tercio de los casos de sida en Europa corresponden al segmento de población entre los 25 y 29 años, lo que significa que los enfermos se infectaron durante su adolescencia. "A menudo los jóvenes no ven el riesgo en su contexto social, porque el largo período de incubación diluye la perspectiva del peligro", explicó Nájera, que insistió en la necesidad de potenciar la labor informativa desde las escuelas.

Médicos desbordados

Marcos Obedman manifestó, que "a la medicina le desborda la situación de los jóvenes" y en su opinión, es necesario que en España se desarrolle esta disciplina orientada a los jóvenes. Según el presidente de AEMA, la medicina es cada vez más científica, pero dada la importancia de las patologías psicosomáticas en el adolescente, necesita de una metodología que lo trate de manera integral, por lo que debe fomentarse la creación de equipos interdisciplinarios, especialmente familiarizados con el mundo de los jóvenes.Obedman subrayó también que "el médico no debe ser un confesor, pero sí un interlocutor", que analice los problemas y enfermedades del adolescente más allá de los conocimientos científicos, de forma que ayude al joven a asumir la responsabilidad de su propia salud y desarrollo. Teniendo en cuenta que la edad pediátrica ha pasado de los siete a los 14 años, Obedman considera que será preciso que los pediatras se reciclen para poder atender a estos jóvenes.

Gerben Sinnema, presidente de la Asociación Internacional para la Salud del Adolescente, abundó en esta idea: "No es lo mismo tratar a un diabético adulto que a uno joven". Para Sinnema, psicólogo en el Hospital Infantil y Juvenil de Utrecht (Holanda), el diálogo con el paciente adolescente y el apoyo emocional de la familia son básicos para el tratamiento de cualquier enfermedad, sobre todo en el caso de los males crónicos como la artritis juvenil, los fallos renales o defectos del corazón.

En su intervención, el filósofo Fernando Savater definió la adolescencia como "una época de tremendismo y truculencia" en la que el adolescente quiere probarlo todo. "Lo que la sociedad beatifica con su persecución es lo que el adolescente convierte en deseable", añadió.

El paro juvenil y los programas de prevención de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual fueron otros temas abordados por los asistentes al foro.