Novillos incansables
Novillos incansables para novilleros cansados. Novillos con las orejas colgando para novilleros poco dispuestos a romper la monotonía. Novillos para la gloria y novilleros casi, casi para el olvido. Una nueva oportunidad perdida de tres chavales con vitola de figura en su escalafón, que pasan por Sevilla de vacío, a pesar del aliento de sus paisanos.Manolo Corona, vuelve tras un paréntesis, pero lo hace, al parecer, con la ilusión por los suelos; José Antonio Muñoz tiene gusto, pero alardea poco, y Luis de Pauloba se conformó con un quiero y no puedo ante el lote menos lucido.
Parece verdad que cuando hay toros, no hay toreros. Parece más verdad aún aquello de "pídele a Dios que no te toque un toro bravo". Los novillos de El Torero eran chicos, no tenían pitones, y todos flojearon; pero, en 'general, fueron bravos en los caballos y se vinieron, arriba en el tercio final. Todos fueron nobles y se dejaron torear a placer. Pues a ninguno le cortaron las orejas. ¿Cómo se explica esta situación? Los novilleros de hoy exponen poco, y cuando lo hacen, exponen mal. Y justifican con cantidad su falta de calidad. Presumen mucho y demuestran poco. Mucha postura y poca verdad.
Torero / Corona, Muñoz, Pauloba
Novillos de El Torero, mal presentados, justos de fuerza, bravos y nobles. 1º, 2º y 4º, encastados. Manolo Corona: estocada muy baja, siete descabellos -aviso- y dos descabellos (silencio); media baja y tres descabellos (ovación). José Antonio Muñoz: dos pinchazos y estocada (ovación); pinchazo y bajonazo (vuelta). Luis de Pauloba, cuatro pinchazos, tres descabellos -aviso- y dos descabellos (silencio); pinchazo y estocada (palmas). Plaza de La Maestranza, 28 de junio. Menos de media entrada.
Manolo Corona quiso tomar la alternativa hace algún tiempo y no pudo. Vuelve ahora a intentarlo pero, por lo visto en Sevilla, la ilusión no es ya su mejor aval. Los dos mejores novillos para salir a hombros, y todo su éxito se redujo a unas benévolas palmas de sus paisanos de Corta del Río. Ha perdido la pinturería de sus primeros tiempos, y ejecuta un toreo aburrido, al hilo del pitón, que no emociona a nadie. Ni siquiera a sus partidarios, que prefirieron pedir música. Por fin, en el cuarto, lo consiguieron, y tras unas cuantas notas, la banda también se aburrió.
José Antonio Muñoz tiene el sello de torero caro, pero en La Maestranza se ha vendido muy barato. Manos bajas en las verónicas, ánimo en los quites, largos y templados derechazos... pero todo con cuentagotas.
Luis de Pauloba se enfrentó al peor lote, es verdad, pero se contagió de la sosería de sus dos novillos. Estuvo muy lejos del novillero hambriento de triunfo de otras tardes.
Babelia
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