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LA CRISIS DE ERCROS

Explosión en el polvorín de KIO

El temor a una gigantesca suspensión de pagos coloca al borde del abismo al primer grupo químico español

Cuando Carlos Solchaga ocupó el despacho de ministro de Industria tras la llegada del PSOE al poder en octubre de 1982 se encontró con la primera prueba de fuego en la empresa Unión Explosivos Río Tinto (ERT). La elevada deuda de la empresa química - 128.601 millones de pesetas- y la crítica situación de la compañía puso en duda la credibilidad del Reino de España en el entorno internacional como tomador de crédito, ya que la mitad de esa deuda correspondía a entidades extranjeras. Fue el primer examen para un Gobierno neófito y obligó a Solchaga a dar su palabra de que la Administración apoyaba a la empresa para salir de la crisis.Diez años después, Claudio Aranzadi, que ocupa ahora la cartera de Industria, y el propio Solchaga, desde Economía, ven como se desmorona el grupo Ercros, resultante desde 1989 de la fusión de ERT y Cros, "sin poder apenas hacer nada", en palabras de portavoces del Ministerio de Industria. Cros era otra gran empresa química con fuertes deudas e instalaciones obsoletas sobre todo en el sector de fertilizantes. Entre ERT y Cros recibieron 18.500 millones de pesetas de ayudas de la Administración para reconvertir el sector de fertilizantes. A ello hay que añadir los créditos con aval del Tesoro por una cuantía de otros 18.000 millones.

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Y es que los tiempos y la situación de la empresa ha cambiado radicalmente. Ahora, España está dentro de la Comunidad Europea y debe medir sus ayudas. Aranzadi ha anunciado a los responsables de KIO que no desembolsará más dinero y que sus ayudas se limitarán "a no pedir algunas devoluciones de subvenciones hechas para fertilizantes (en torno a 4.000 millones), a intentar que no se corte el suministro de combustible o a intentar que el Banco Exterior realice quitas a los créditos concedidos a Ercros", según las fuentes consultadas.

La postura de Industria parece coherente con su política actual, caracterizada por planteamientos horizontales y no verticales, con lo que no se llevan a cabo estrategias en determinados sectores o empresas determinadas. "Sin embargo", manifiesta un empresario involucrado en esta crisis, "al surgir temas como el de Ercros se vuelven a cuestionar si es necesario que se hagan esfuerzos concretos para salvar Ercros, uno de los grupos industriales característicos de España con más de 10.000 empleos". La plantilla, en efecto, es de 10.800 personas e indirectamente, según la empresa, es de tres por uno; es decir, en total unos 33.000 trabajadores que viven de la existencia de Ercros.

Cabe preguntarse, como lo hacen en Industria, si Ercros cuenta con sectores de los denominados estratégicos. Y la respuesta de Industria es que "ahora se puede considerar como tal la defensa, el resto, en un mercado único, no lo es tanto; posiblemente, los agricultores estarían contentísimos si pudieran comprar todos sus fertilizantes importados, porque les sale más barato".

El panorama, dejando al lado este debate sobre política industrial, es distinto también por la existencia de un socio transnacional -Kuwait Investment Office (KIO)- cuya intervención, dirigida por su represantante Javier de la Rosa, ha supuesto una transformación total de la estructura de las empresas originarias. Ahora la credibilidad internacional no está en juego, aunque la deuda es casi el doble, con más de 215.000 millones de pesetas, de ellos unos 90.000 millones de deuda bancaria. Una cifra que, como entonces a ERT, ha puesto a Ercros al borde de la suspensión de pagos.

A la hora de contemplar la crisis de Ercros, en cualquier caso, es inevitable buscar esa comparación con la de ERT en 1982. Pero, además de las diferencias antes reseñadas, la distinción fundamental radica en que Ercros cuenta con muchos menos activos que vender. Uno de los puntos del plan de saneamiento de esta última empresa se basó entonces en la venta de activos por valor de 35.000 millones de pesetas. Entre esos activos destacaron la Torre Picasso, (adquirida por Portland Valderrivas por 4.000 millones y que estaba comenzándose en 1984) y el Hotel Las Salinas de Lanzarote, además de varias participaciones empresariales (Río Ródano, lQA, Formica ... ).

La entrada de KIO en Cros y ERT se hizo de forma casi simultánea y en un momento en que todos los expertos coincidían en señalar que las dos compañías atravesaban una situación critica. De hecho, según esos expertos, ERT nunca abandonó el borde del abismo, a pesar de la controlada reestructuración aplicada por José María Escondrillas, el hombre colocado en ERT por Solchaga tras tomar sus riendas. En Cros, a pesar de que nunca se llegó a hablar de suspensión de pagos de forma tan rotunda como en ERT, la entrada de KIO se inició en agosto de 1987 cuando el Grupo Torras -la sociedad holding de KIO en España- adquirió el paquete del Banco Santander. En ERT, Javier de la Rosa compró directamente en bolsa a lo largo de 1987 sorprendiendo a Escondrillas y todo su equipo.

Una vez constituida Ercros por el grupo KIO, -con el beneplácito de la Administración, que concedió unas exenciones fiscales de 35.000 millones por las plusvalías afloradas- los nuevos gestores volvieron a poner en práctica esta política desinversora, aunque esta vez con fines de "racionalización empresarial", según los responsables del grupo. Estaba claro que el interés de KIO, nunca fue crear un gran grupo industrial. Los representantes que puso no eran especialistas en cuestiones industriales. Su objetivo era "racionalizar" el nuevo grupo. Es decir, segregar y vender todo lo vendible, logrando importantes plusvalías, y después ya se vería lo que se hace con el sobrante.

Un seguro para las viudas

Esa dinámica llevó a vender aquellos activos -especialmente los inmuebles de las antiguas fábricas- que no se consideraban estratégicos para el desarrollo de la empresa. También se desprendieron de las antiguas divisiones farmacéuticas de ERT y Cros (CEPA, Doctor Andreu, Federico Bonet); los activos inmobiliarios que quedaban -principalmente procedentes de Cros y entre ellos la sede social de esta empresa en el barcelonés Paseo de Gracia-, que fueron transferidos a Prima Inmobiliaria, otra participada de KIO, por 25.000 millones de pesetas, que luego vendió a mejor precio, y la refinería de Huelva (Ertoil), cuya venta por 41.000 millones a Elf Aquitaine originó muchas especulaciones al hacerse a través de una intermediaria luxemburguesa cuyos responsables nunca han estado muy claros.

Ercros perdía así gran parte de su neto patrimonial, "el dique que demuestra la salud financiera inquebrantable de nuestra empresa y que convierte nuestras acciones en el seguro de vida de las viudas de Barcelona", en palabras pronunciadas por Fran cisco Godia -fallecido en 1991- en algunas de las últimas juntas ordinarias de Cros.

La primera crisis de ERT se superó vendiendo inmuebles. Pero ahora ¿qué le- queda por vender a Ercros? Lo cierto es que poco si quiere subsistir como empresa. Ercros no tiene otro remedio que encontrar la salvación en la aportación dineraria, tanto si evita la suspensión de pagos como si la presenta. Incluso la venta de los fertilizantes y la minería, opciones por las que se mostró muy interesada la Erma estadounidense Freeport Mac Moran, supone la obligación de inyectar hasta 40.000 millones para sanearlas antes de vender las empresas filiales FESA-Enfersa (fertilizantes) y Río Tinto Minera (minería).

Al margen de estas divisiones, a Ercros le quedan la química (Erkimia), la defensa (Unión Española de Explosivos) y el transporte marítimo (Ership). Estas actividades generan fuertes perdidas, superando el año pasado los 16.000 millones de pesetas, según la Memoria.

Un bagaje demasiado corto para negociar con contundencia con los acreedores, entre los que destaca Argentaria (Banco Exterior, Banco de Crédito Agrícola y Caja Postal, en concreto), que cuenta con un riesgo superior a los 20.000 millones de pesetas, aunque 18.000 millones proceden de un crédito con aval del Estado concedido por el BCI a FESA-Enfersa para la reconversión de fertilizantes. También están la mayor parte de los grandes bancos españoles, aunque fuentes de Ereros aseguran que el Santander ha ido reduciendo su riesgo hasta menos de 300 millones, y por parte extranjera el Barclays y el Aresbank.

Precisamente el máximo ejecutivo de este baneo, en el que KIO controla el 33%, Luis Vañó, se ha convertido en el nuevo hombre fuerte de KIO en España. Él fue quien firmó en 1989 la declaración conjunta sobre la amortización de 19.000 millones de deuda que era uno de los últimos flecos de la deuda de ERT de 1982.

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