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Llenos de contradicciones

Los países del mar Negro que ayer firmaron un ambicioso acuerdo en Estambul están llenos de contradicciones entre sí. El caso más claro es el de Armenia y Azerbaiyán, que desde hace cuatro afios están en guerra por el control de Nagorni-Karabaj.

Turquía, la anfitriona de la cumbre del mar Negro, ha tratado de mediar en este conflicto, pero desde mayo, cuando el enclave cayó en manos armenias, ha tenido que apoyar a Azerbaiyán, país con el que le unen lazos culturales, étnicos y religiosos.

Por otro lado, las relaciones entre turcos y griegos siempre han sido muy difíciles, y actualmente el problema más serio entre ellos es el de Chipre. Turquía también sufre tensiones con Bulgaria como consecuencia del trato que en este país recibe la minoría turca.

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Georgia, por su parte, tiene graves problemas internos con las minorías nacionales. Los georgianos privaron hace año y medio a los osetios del sur de la autonomía de la que gozaban, y desde entonces han aplicado una política de acoso hacia ellos.

Este conflicto ha conducido a tensiones entre Georgia y, Rusia, cuyos líderes han acusado a Tbilisi de estar cometiendo un "genocidio" contra los surosetios.

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Son estas tensiones las que trataron de aliviar el miércoles el presidente ruso, Borís Yeltsin, y el jefe del Consejo de Estado de Georgia, Edvard Shevardnadze, en las negociaciones que celebraron en el balneario de Sochi, con la participación de los dirigentes de Osetia del Sur y del Norte.

Las relaciones entre Rusia y Ucrania también han estado lejos últimamente de ser amistosas, aunque la cumbre entre Yeltsin y el líder ucranlo, Leonid Kravchuk, celebrada el martes en Dagomis, parece haber eliminado las fricciones entre los países más poderosos de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y haber vuelto a convertirlos en aliados.

Por último, Rusia y Ucrania se hallan enfrentadas a Moldavia y Rumania debido a la guerra que ha estallado entre los rusohablantes de la orilla izquierda del Dniéster, que han proclamado su propia república, y los moldavos de la margen derecha, que desde que se hicieron independientes han aplicado una política de rumanización.

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