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El retraso en la recuperación económica obliga a Bush a una nueva ofensiva electoral

Antonio Caño

En medio de un panorama de desconfianza por la lentitud de la recuperación económica, el presidente de Estados Unidos, George Bush, recorrió este fin de semana los dos mayores Estados del país -Tejas y California- para asegurar a los electores que aplicará, contra la recesión la misma energía que utilizó en la guerra del Golfo. Bush se ha lanzado a la ofensiva después de la negativa situación que muestran los últimos indicadores económicos, en los que se refleja que la situación económica no mejora al ritmo que cabía esperar a estas alturas del año.

En California y Texas, dos de los estados donde la crisis ha hecho más daño y donde más ha crecido también el fenómeno Ross Perot, el presidente volvió a pedir paciencia a la población y confianza en que, con la entrada del otoño, la recesión iniciada hace casi dos años será sólo un mal recuerdo."Alguna gente me pregunta", dijo Bush el sábado en la convención del Partido Republicano de Texas, "por qué no tengo con la economía los mismos resultados que en la operación Tormenta del Desierto. La respuesta es porque el Congreso no me lo permite. Pero después de agosto me verán arremangarme para empezar esta campaña en serio y ustedes verán el país caminar de nuevo".

Las palabras de Bush son, en realidad, un nuevo plazo para levantar definitivamente una economía que se suponía que estaría recuperada en enero, que se retrasó después para la primavera y que ha entrado en el verano todavía con preocupantes signos de debilidad.

El Departamento de Comercio informó el pasado jueves que el déficit comercial aumentó hasta los casi 7.000 millones de dólares en el mes de abril -un 25% de incremento sobre el mes anterior-, con una caída de las exportaciones del 1,6% para llegar a la cifra de 43.360 millones de dólares. Bush ignoró abiertamente estas cifras cuando en su discurso de Texas aseguró que, sigue creciendo la venta de los productos norteamericanos en el exterior. A pesar de ello, el déficit con Japón creció entre abril de: 1991 y abril de 1992 en 1.000 millones de dólares.

En el mismo mes de abril el desempleo llegó hasta un 7,5%, lo que constituye un porcentaje récord desde agosto de 1984 y, obligó al Gobierno a considerar nuevas medidas de protección a los parados, en abierta contradicción con sus promesas de recortar un déficit público que llegará este año a los 400.000 millones de dólares.

Paro e inflación

En estos momentos existen en Estados Unidos casi 10 millones de personas sin empleo, de las cuales, a finales de mayo, recibían asistencia del Estado, 3,38 millones, casi 100.000 más que en el mes anterior. La pasada semana el Senado pasó una, ley que supone el gasto de 5.400 millones de dólares para ampliar el tiempo de cobertura del seguro de desempleo en aquellos estados especialmente afectados por la crisis.El Gobierno insiste en que el aumento del paro es consecuencia del mejor ambiente: económico, que empuja a más gente a sumarse al mercado laboral. Pero los expertos consideran que este problema es el resultado de la debilidad de la recuperación, que hace que los empresarios desconfíen de la situación y se resistan a aumentar sus plantillas.

En los primeros meses de 1992, después de casi dos años de recesión, la economía ha crecido en torno al 2,5%, cuando Estados Unidos estaba acostumbrado a superar las fases recesionarias con crecimientos de más del 6%. La inflación, uno de los indicadores mejor controlados, también se ha disparado con un 0,4% en mayo.

Tal vez lo peor desde el punto de vista político es que, con esa tasa de crecimiento tan modesta y con la persistencia del paro, la población no tiene conciencia de que la recesión haya sido ya superada. Los gastos de lo consumidores subieron en el mes de mayo un ridículo 0,4%, a pesar de que muchas compañías han recurrido a guerras de precios que ponen en peligro la estabilidad de algunas empresas.

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