88 horas en el cuarto de máquinas de un ascensor
La falta de apoyo ciudadano a los terroristas permitió su captura sin disparar un tiro
MlKEL MUEZ, Pasaron 88 horas escondidos en el cuarto de máquinas del ascensor de un inmueble de siete pisos, un habitáculo cochambroso, oscuro y sucio al que se accedía desde la azotea del edificio y en el que dos importantes miembros de ETA, Javier Goldaraz Aldaya y Santiago Diez Uriarte, se vieron obligados a permanecer durante casi cuatro días. Antes huyeron de milagro, merced a un error de la Guardia Civil, que los hubiera detenido en la madrugada del pasado martes en Burlada, junto a Pamplona, si no llega a ser porque reventaron por error la puerta de un primero derecha en vez de la del primero izquierda, piso en el que se alojaban los terroristas. Eso les dio tiempo para escapar hasta el lugar de su detención.
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Una huida en calzoncillos
Viene de la primera páginaEs la penosa historia de un comando que nunca llegó a cometer un atentado, cuyos dirigentes huyeron en calzoncillos de la casa de un concejal de HB que los cobijaba y que, ante la falta de apoyos, tuvieron que convertir un cuarto de ascensores en su morada. Un comando que se rindió sin disparar un tiro.
Goldaraz intentó recomponerlo presentándose a cara descubierta en las puertas de jóvenes simpatizantes navarros de HB y proponiéndoles integrarse en ETA. Abogados de HB denunciaron estos intentos ante los jueces creyendo que el activista etarra era un "provocador" perteneciente a la policía.
La falta de apoyo hacia el comando y su carencia de infraestructura fueron notas destacadas ayer por el delegado del Gobierno en Navarra, Jesús García Villoslada. Los dos terroristas pasaron tres días escondidos en el cuarto del ascensor del portal número 11 de la calle Malón de Echaide, del barrio pamplonés de Ermitagaña, en unas condiciones penosas. La policía continúa investigando para identificar a los colaboradores que suministraron a Goldaraz, alias Javi Naparra, y a Santiago Diez, Stif, la ropa, mantas y alimentos hallados en el oscuro habitáculo donde fueron detenidos sin necesidad de disparar un tiro.
Según la información oficial, la policía conocía la presencia del comando desde el pasado enero, a través de las declaraciones efectuadas por los miembros de otro grupo de ETA detenidos por la Guardia Civil y que afirmaron haber pasado la frontera francesa junto a Goldaraz y a Díez Uriarte, ambos huídos de España desde hacía años.
Una llamada anónima centró las investigaciones en un piso de la calle San Blas, de Burlada, población colindante con Pamplona, en el que reside un concejal de HB de la localidad, Carlos Ezcurra, ahora detenido junto a su novia, Esther Lacasta, y otros seis presuntos colaboradores.
A las 5.20 horas del martes la Guardia Civil entró por error en el piso primero derecha del por tal 16 de la citada calle, ocupado por un humilde albañil, su esposa y las cuatro hijas del matrimonio. El jaleo montado por los agentes, que utilizaron una maza y explosivos controlados para abrir la puerta blindada del piso equivocado, alertó a Goldaraz y Díez. Desde el piso primero derecha, y justo con la ropa interior y la pistola en la mano, saltaron una ventana y a través de un patio lograron huir a la calle. Dejaban atrás una pistola, dos subfusiles, carnés de identidad falsos con sus fotografías recientes y abundante munición.
Fuga de un control
La policía pudo determinar que ambos robaron dos coches a punta de pistola antes de desaparecer. Pero a las 20.00 horas de ese mismo martes, según dio a conocer ayer el delegado del Gobierno, un guardia apostado en uno de los controles de carretera montados en los accesos a Pamplona, en el alto del Perdón, pudo anotar la matrícula de un vehículo que al percibir desde lejos la presencia del control dio media vuelta y regresó en dirección a Pamplona. Se trataba de un Renault 14 de color blanco matrícula NA-6602-K, adquirido con documentación falsa. Esa misma noche fue localizado en la calle Malón de Echaide.
Se investigó una por una la identidad de los propietarios de pisos en los bloques cercanos. La Guardia Civil esperó 48 horas a que los terroristas salieran para utilizar el vehículo pero no lo hicieron y se decidió actuar.
Más de 250 miembros de diversos cuerpos policiales, así como varios helicópteros, participaron en uno de los más impresionantes despliegues policiales conocidos en Pamplona. La Guardia Civil cerró herméticamente una amplia zona del barrio de Ermitagaña y, contando con numerosos mandamientos judiciales, comenzó a registrar algunos domicilios de los inmuebles de la calle Malón de Echaide. "Muchos vecinos permitieron entrar a la policía", indicó ayer Jesús García Villoslada, "a pesar de no contar con autorización judicial".
Los pormenores del momento en el que la Guardia Civil abrió la puerta de acceso al cuarto de máquinas del ascensor, una vez alcanzada la azotea, no fueron revelados, aunque el delegado del Gobierno resaltó que a pesar de portar ambos una pistola Browning, no la utilizaron. Eso sí, opusieron resistencia y en el forcejeo resultaron heridos leves. Ambos se encuentran ya en dependencias de la Dirección General de la Guardia Civil, en Madrid.
El cuadro que la Guardia Civil halló era sorprendente. Durante 88 horas habían vivido en un estrecho y deprimente cuarto de ascensores, con una puerta que permitía el acceso a la terraza del edificio. Tenían botellas de agua mineral, un transistor, mantas, ropas esparcidas, bolsas de fruta, ejemplares de un periódico local con la noticia de su identificación y búsqueda, restos de bocadillos y las zapatillas deportivas de uno de ellos, que quedaron allí, colocadas en un altillo tras la detención.
"Alguien los conduciría hasta allí", fue la respuesta del delegado del Gobierno al interrogante de cómo y por qué permanecieron en ese edificio. La operación continúa abierta. La Guardia Civil detuvo a mediodía de ayer en Arraloz a Sotero Echandi, según informaron las Gestoras Pro Amnistía. Según este organismo, la Guardia Civil entró también en un domicilio de Berriozar, en el cinturón industrial de Pamplona, buscando al joven de 19 años Jaime Iribarren.
Por otro lado, de loa ocho detenidos por presunta colaboración con el comando, sólo dos han ingresado de momento en prisión. Se trata del concejal de HB Carlos Ezcurra y de su novia. Aurkene Ortíz, Kike Garín, Koldo Flores y José Manuel Araña, quedaron en libertad mientras Patxi Arce, responsable publicitario del diario Egin en Navarra, y Miguel Ángel Berástegui, están aún detenidos.
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