Amato busca un "amplio consenso" para reformar el sistema político italiano
Giuliano Amato, el vicesecretario del Partido Socialista Italiano (PSI) designado presidente del Consejo de Ministros por el jefe de Estado, el democristiano Oscar Luigi Scalfaro, anunció ayer que intentará reunir "un amplio consenso" sobre el doble eje de un programa de gobierno y un proyecto de reforma de las instituciones italianas, "tarea [esta última] que corresponde fundamentalmente al Parlamento", dijo.
Tal declaración de intenciones apunta a una doble mayoría, basada, por una parte, en los cuatro partidos del anterior Gabinete, pero por la que Amato tratará al mismo tiempo de asegurarse la no beligerancia de la izquierda mediante un programa de reformas consensuado.Amato, conocido como Doctor Sutil durante los últimos años en su partido, hizo esta breve declaración tras recibir ayer el encargo de Scalfaro de formar gobierno en un encuentro celebrado en el palacio del Quirinal que no fue sólo protocolario, ya que duró más de cien minutos. También expresó su respeto por el artículo 92 de la Constitución italiana, mencionado en estos días por el propio Scalfaro con una insistencia que expresa su empeño de servir de garante a las gestiones de su primer ministro para formar Gobierno.
En virtud de dicho artículo 92, es el presidente de la República quien nombra a los ministros a propuesta del presidente del Consejo, y Scalfaro ya había advertido que pretende utilizar a fondo esa prerrogativa con el objetivo presumible de cortar el mercadeo de carteras entre las secretarías de los partidos, que habitualmente ha acompañado en Italia a la formación de todo nuevo Gabinete. Entre otras cosas, se considera seguro que el próximo Gobierno italiano tendrá bastantes menos ministros y secretarios que los 31 reunidos en el último equipo de Glulio Andreotti por intereses partitocráticos.
La difícil suerte de Amato, en realidad, no estará echada hasta que logre la confianza del Parlamento en los 10 días posteriores a la formación de su Gobierno, y es claro que Scalfaro puede prestarle la mejor ayuda para completar ese encaje de bolillos. La facultad de disolver el Parlamento, que corresponde al jefe del Estado, es el argumento más convincente para forzar, si fuera necesario, el acuerdo entre unos partidos que probablemente volverían a sufrir graves pérdidas si se convocaran nuevas elecciones.
Giuliano Amato, turinés de 54 años, profesor de Derecho constitucional y socialista fidelísimo a Bettino Craxi en los años ochenta -pero no en los setenta, porque entonces cuestionaba abiertamente el cesarismo del secretario del PSI-, podría encontrar en Scalfaro incluso el contrapeso para contrarrestar a su debilitado líder.
Freno al presidencialismo
Una apertura hacia el Partido Democrático de la Izquierda (PDS), ex comunista, en un consenso parlamentario para impulsar las reformas, bloquearía el proyecto de república presidencialista que Craxi preconiza junto al democristiano Arnaldo Forlani y al que se oponen el PDS y la izquierda de los democristianos. En torno a esa divergencia fundamental se ha urdido todo el juego político italiano en los últimos tiempos.Por su pasado de hombre de izquierda y político riguroso, Amato puede mantener, además, una comunicación natural con el PDS. El secretario de este partido, Achille Occhetto, hubiera preferido sin embargo probablemente a Claudio Martelli como presidente del Consejo de Ministros, aunque no por afinidad, sino porque éste se había distanciado recientemente de Craxi, y vencer a Craxi era el objetivo fundamental de Occhetto.
Las opiniones se dividían ayer en torno a si el nombramiento de Amato era una pura derrota del líder socialista o un intento sutil de reconstruir y perpetuar el cuatripartito.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.