_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Adúlteros

Ross Perot, el multimillonario suspirante por la Casa Blanca, no admite en sus empresas a empleados adúlteros. "Alguien que engaña a su mujer es muy posible que también intente engañar a la compañía", ha dicho para explicar a sus futuros votantes cuál es su Filosofía de la vida. En Estados Unidos, el adulterio, probado o sospechado, es un decisivo factor de selección de candidatos presidenciales. Esa obsesión de los hijos de la coca-cola suele atribuirse al tradicional puritanismo de la sociedad norteamericana, pero parece ser que no siempre fue así. Los americanos, incluidos sus presidentes, eran antes más tolerantes.La tolerancia para con el adúltero tiene cierto fundamento- biológico. Según Bruce Bridgeman, biólogo del comportamiento, lo normal es que el macho necesite recuperarse durante algún tiempo después de la copulación. Sin embargo, si en ese periodo aparece una nueva pareja, el macho experimenta un resurgir instantáneo. Ese fenómeno," fácilmente comprobable en el laboratorio, se conoce con el nombre de efecto Coolidge. De Calvin Coolidge, presidente estadounidense entre 1923 y 1928, y cuya otra aportación a la historia de su país fue la normalización de las relaciones con México.

Ese señor visitó en cierta ocasión una granja avícola acompañado por su mujer. Fue ella quien, a la vista de la incesante actividad sexual del gallinero, preguntó a los cuidadores si tanta algarabía se debía al ímpetu de un sológallo. Como le contestaran que así era, en efecto, un solo gallo, la señora farfulló:

-Deberían comentárselo al señor Coolidge.

El presidente, por su parte, preguntó si el gallo se aproximaba a una gallina diferente cada vez, y como le respondieran que sí, elevó ligeramente la voz para indicar:

-Deberían comentárselo a la señora Coolidge.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_