"Nunca antes vimos cuestionar tanto nuestras acciones"
Ignacio Aracama piensa que la crisis actual que atraviesa ETA ha obligado a ésta a tener que recurrir a elementos de "otros organismos" (posiblemente se refiere a HB, el sindicato LAB, etcétera) para llevar a cabo diversas tareas como el cobro del impuesto revolucionario o la misión de hacer de correos entre Francia y España. "Se dirá", razona, "que es un parche a cubrir hasta dar con nuevas fórmulas. Que así sea. Pero, mientras tanto, la policía frotándose las manos y demostrando cada día más palpablemente la relación estructural entre estos organismos y la organización".El dirigente etarra se refiere posiblemente a las acusaciones policiales contra Felipe San Epifanio, ex miembro de la Mesa Nacional de HB respecto a su relación con el cobro del denominado impuesto revolucionario. Asunto éste en el que también ha aparecido involucrado el senador Íñigo Iruin. O bien a las imputaciones formuladas recientemente contra el Rafael Diez de Usabiaga, diputado de HB y coordinador general del sindicato abertzale LAB.
El histórico etarra lamenta que esta situación le recuerde en tantos aspectos a su etapa de militante de ETA político-militar, "especialmente en su época decadente, cuando lo prioritario era subsistir a toda costa". Y revela que en aquellos años tenían que realizar "excursiones domingueras para conducir a verdaderas riadas de quemados [descubiertos por la policía] de toda clase de organismos al exilio dorado".
Falta de apoyo popular
Una de las condiciones indispensables para mantener la lucha terrorista es contar con el "apoyo incondicional" de una gran parte de la sociedad vasca, según Ignacio Aracama, quien reconoce que ETA no dispone actualmente del apoyo popular que tuvo en otras épocas. "Nunca antes hemos visto cuestionar tanto ciertas acciones de nuestra organización", señala el activista después de lamentarse de que "la gente hoy se encuentra con muchas más reticencias que ayer a la hora de abrirte sus puertas y ponerse a disposición de la organización".
El ex jefe del comando Madrid confiesa que "a no pocos militantes dignos de toda confianza se les revuelven las tripas" cuando en los atentados mueren niños o mujeres. "Si de por si les resulta dificil defender la necesidad de la L. A. [lucha armada], cómo no se sentirán cuando tienen que contrarrestar casos de estos y ven que cada vez son más los chillidos que les llegan de la calle", reflexiona Aracama.
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