Serra pide al PSOE un talante más dialogante y que renuncie a imponer sus criterios
El vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, aseguró ayer que el proyecto socialista debe basarse en principios éticos y no ideológicos, ya que la legitimidad vendrá a par tir de "soluciones concretas y tangibles, no utopías", y pidió al PSOE una profunda reflexión y la adopción de un talante más dialogante. Serra provechó una cena con cerca de 400 cuadros del Partit deis Socialistes de Catalunya (PSC) en el distrito de Nou Barris, la zona obrera por excelencia de Barcelona, para abordar todas las cuestiones que en estos momentos preocupan a los socialistas, sin inmutarse siquiera cuando en el coloquio varias voces le recriminaron que el Ejecutivo practicara una política de "liberalismo feroz".
El vicepresidente reclamó en varias ocasiones un mayor apoyo del partido a la obra de Gobierno, aunque fue contundente al afirmar que era necesario revisar la política de diálogo. "Conviene que nos planteemos después de estos 10 años [de Gobierno del PSOE] la conveniencia de renovar nuestra acción política; es necesario dialogar, negociar, pactar, renunciar a imponer políticas o acciones", señaló. Dijo que España no ha conseguido "ni de lejos" los objetivos que los socialistas tienen marcados.
Serra pidió al partido una profunda reflexión sobre tres cuestiones: la realidad española no puede estar desconectada de lo que sucede en el mundo; los proyectos de izquierda están en crisis y, finalmente, pende sobre la política y los políticos una gran desconfianza ciudadana que puede llegar a afectar a la democracia. Respecto al primer asunto dijo que aún no se vislumbra una sustitución clara del viejo orden mundial. "La situación anterior nos daba seguridad; todos sabíamos lo que podía pasar", inidicó. Sobre las sombras que se ciernen en la construcción europea dijo que España está "por primera vez" anclada en un mecanismo que le da enorme seguridad: la Comunidad Europea y de que los deseos de unidad no se verían frustrados.
El vicepresidente fue contundente al asegurar que los proyectos de izquierda están en crisis "tras el colapso del comunismo", y advirtió que habrá que revisar los pronósticos de que ello no afectaría a los partidos socialistas. "Nos ha hecho daño; ha dado alas al liberalismo conservador, que no está resolviendo los problemas y ha hecho entrar en crisis a todo lo que se denomina sector público".
Serra dijo que esto se ha producido en unos momentos en que "el paradigma socialdemócrata ya estaba tocado". Ante esta nueva situación abogó por dar respuesta a los problemas teniendo en cuenta que "se han acabado las grandes filosofías de la historia" y que lo que legitima un proyecto político "son soluciones concretas y tangibles, no utopías".
Por todo ello, propuso que los rasgos de la acción política socialista fueran los principios éticos, un estilo de praxis política mucho más pragmático y un diálogo profundo con la sociedad "que sólo se podrá hacer con un partido cada vez más transparente. La dignificación de la vida política debe venir marcada por el fin del transfuguismo, la corrupción y el secretismo", dijo.
Petición a los sindicatos
Narcís Serra pidió a los sindicatos "un esfuerzo de realismo negociador" y que abandonen "el enfrentamiento global y la descalificación". "Es necesario que se vinculen al esfuerzo de converger con Europa y que cooperen creando un mejor clima de paz social", agregó.
Serra negó que el Gobierno defendiera un liberalismo feroz, como había sostenido durante una intervención un antiguo sindicalista del partido, y apoyó el diálogo entre Gobierno, empresarios y sindicatos.
El vicepresidente lanzó un úItimo mensaje al PSOE: "Trabajemos por un partido abierto en el que quepan no sólo los trabajadores, las clases medias y los profesionales liberales, como así ha sido tradicionalmente, sino también los empresarios emprendedores".
La última cuestión que abordó Serra fue la del auge de los nacionalismos: "Los avances nacionalistas están fragmentando el mapa europeo en piezas pequeñas y eso es muy peligroso", dijo.
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