La muerte de Maastricht

El Gobierno británico ha-perdido de repente su aplomo en lo referente a Europa. El Foreign Office, con todo el Gabinete a remolque, ha estado intentando comportarse como si el voto da.nés no comportase ningún cambio de estrategia. ( ... ) Maastricht no ha sido la última palabra en cuanto a la diplomacia europea. ( ... ) Fue un confuso compromiso entre dirigentes cansados, pocos de los cuales sabían lo que habían firmado. Al Reino Unido no le gustó, pero lo encontró aceptable tras negociar algunas particularidades que presagiaban una CE todavía más dividida. Puede que la prudencia aconseje al Gobierno británico no decir que Maastricht ha muerto, a pesar de que sea así. Aceptar la muerte de Maastricht es importante aunque sólo sea para debatir qué debe sustituirlo. ( ... ) Tratar de asustar a los electores con la amenaza de un sistema más centralista es estúpido. ( ... ) La presidencia británica es una oportunidad de elegir una Europa a la carta. ( ... ) La mayor amenaza para la verdadera cooperación europea proviene de quienes tratan de mantener a flote Maastricht a cualquier precio. ( ... ) Ni Maastricht ni ningún remedo parecido evitarán el creciente escepticismo de los electores europeos ( ... ). Los europeos deberán dirigir ahora su atención a la presidencia británica, a la cumbre de Edimburgo, a Major y a una nueva fórmula más sensata encaminada a lo que la CE debe conseguir aún y no a ló que nunca se debió intentar.Londres, 11 de junio