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La prensa oficial libia critica la política proárabe y antioccidental del coronel Muammar el Gaddafi

Los Comités Revolucionarios libios, donde se concentran los sectores más intransigentes e inflexibles del país, han desencadenado una operación tendente a frenar las veleidades aperturistas y panarabistas del coronel Muammar el Gaddafi. La maniobra se produce en vísperas de la reunión extraordinaria del Congreso General del Pueblo o Parlamento, que se inicia el sábado en Sirte, en la que se debatirán cuestiones cruciales para el futuro político de Libía, como la posible extradición de los dos ciudadanos reclamados por EE UU y el Reino Unido, y diversas medidas para liberalizar y privatizar parte de la economía.

Los primeros síntomas de esta operación se detectaron el pasado martes en Trípoli cuando se anunció el cese de los directores de la agencia oficial de prensa Jana y del periódico progubernamental Al Fajr al Jadid. Pocos minutos más tarde se hizo público un comunicado del Comité General Popular de Información (Ministerio) en el que se afirmaba que la decisión se había doptado con el objeto de poner fin a la "política de desinformación" y "mofa del pueblo".Con estos adjetivos se descalificaba de un plumazo la propaganda islamista y panarabista de los citados medios.

Horas más tarde, el semanario Al Jamahiriya, órgano de los Comités Revolucionarios libios, insertaba en su primera página un editorial contra la política arabista e islamista del número uno libio. "Vosotros podéis continuar con vuestro islamismo y arabismo, pero nosotros no estamos dispuestos a continuar mintiendo a las masas", aseguraba el periódico, refiriéndose claramente a la políticá exterior de Gaddafi y al embargo aéreo y militar decretado por la ONU y seguido por la mayoría de los países árabes. "Tú puedes continuar con tu espejismo, pero esta vez no te seguiremos", afirmaba el editorialista, dirigiéndose al guía de la revolución. El periódico reclamaba así el fin de la política de solidaridad árabe y el cierre de Libia sobre sí misma.

La operación mediática de los Comités Revolucionarios, controlados por el número dos del Gobierno y amigo personal de Gaddafi, el comandante Abdel Salam Jalud, intenta anular la influencia de otros sectores moderados del poder encabezados por Abdalalí Senussi, cuñado de Gaddafi, y de los hermanos Ahmed y Sayed Kaddafeddem, primos también del coronel, quienes tratan de impulsar la reforma de la política económica del Gobierno.

Fuentes diplomáticas en Trípoli interpretan la operación radical como "una huida hacia adelante del régimen" perfectamente orquestada desde las más altas instancias del país, y subraban que en los próximos días podrían producirse cambios en la composición del Gobierno y en su política económica. Está por ver si se trata solamente de un guiño hacia Occidente ante el acoso internacional al que está sometido el régimen libio, o, por el contrario, el Congreso del Pueblo se dispone a anunciar una espectacular medida que rompa el bloqueo en el que se halla el llamado caso Lockerbie.

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