La crisis de Maastricht pone a la oposición francesa al borde del divorcio
La coalición de las dos principales fuerzas francesas del centro y la derecha estaba ayer al borde del divorcio. Jacques Chirac, líder de la neogaullista Asamblea para la República (RPR), había lanzado la noche anterior un últirnátuin a su socio Valéry, Giscard d'Estaing, de la centrista Unión para la Democracia Francesa (UDF). Chirac estaba indignado por la decisión de Giscard de hacer campaña al lado de los líderes socialistas a favor del sí en el referéndum de septiembre sobre Maastricht.Giscard y Elisabeth Guigou, ministra de Asuntos Europeos del Gobierno socialista, celebraron anoche un mitin conjunto en Sélestat. Se trataba del primer acto de una campaña a favor de Maastricht que en las próximas semanas debe reunir en los mismos estrados a personalidades de la UDF, como Giscard y François Leotard, y a dirigentes socialistas, como Guigou, Jacques Delors y Pierre Bérégovoy.
En un comunicado oficial, el RPR condenó el lunes la celebración de esas reuniones y amenazó a la UDF con "graves consecuencias". Según los neogaullistas, las apariciones de Giscard con los socialistas significan "un atentado grave a la unión de la oposición" y pueden "sembrar la duda en el espíritu de los franceses, que sepreguntarán si no se trata de preparar una recomposición del paisaje político
La alianza a favor de Maastricht entre Giscard y las gentes de François Mitterrand, afirma el RPR, "tendrá como resultado el mantenimiento en el poder de los socialistas tras las legislativas de 1993". Los portavoces de Chirac informaban ayer de que, desde hace dos meses, éste desea reunirse con Giscard para elaborar una estrategia conjunta sobre Maastricht, pero que Giscard rehúye el encuentro y Chirac se ha enterado por la prensa del acto propagandístico de anoche.
Las primeras escaramuzas parlamentarias de la batalla de Maastricht ya habían sembrado la discordia en la coalición opositora, laboriosamente tejida durante años por Chirac y Giscard. Ahora, la actitud de Giscard de preferir su viejo compromiso con la construcción europea a la unidad de acción con el RPR, puede ser el golpe de gracia a esa alianza.
Giscard, Chirac y sus respectivos partidarios intercambiaron anoche hirientes y saicásticos comentarios en todas las cadenas de televisión del país. El espectáculo provocó la confusión del electorado de centro y derecha y llenó de regocijo a François Mitterrand, informado de la situación mientras cenaba en el Elíseo con la reina Isabel II.
El pasado viernes, Mitterrand afirmó ante los estudiántes de Ciencias Políticas que no piensa utilizar "bajo ningun concepto" el referéndum sobre Maastricht "con fines de política interior". Consciente de que muchos votantes europeístas pueden verse tentados a votar no para expresar su rechazo a la figura presidencial, Mitterrand aseguró que la consulta no es un plebiscito sobre su persona. Sin embargo, merced a las disputas de la oposición, el comienzo mismo de la campaña del referéndum está teniendo el efecto de una bomba en el paisaje político francés.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.