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Reportaje:

Del chamizo a la nada

La EMV se resiste a realojar a una docena de familias de las casas de Daroca

Unas doce familias que viven en las casas bajas situadas entre la calle de Francisco Ledesma y la avenida de Trueba no tienen derecho a ser realojadas por la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV). Según la EMV, no cumplen la norma: haber vivido habitualmente en la zona. Los vecinos afirman, en cambio, que son del barrio de toda la vida. Ésta es una bolsa de deterioro a erradicar, en la que se prevén 734 viviendas, de las que 690 están incluidas en el Plan 18.000. En septiembre de 1991 ya se adjudicaron las obras. Y por ahora se topan con los vecinos.

La rehabilitación urbanística de este barrio, conocido como el de Bilbao, se ha emprendido a través de la expropiación forzosa. En una superficie de 17,5 hectáreas hay que tramitar 386 expedientes de suelo, de los que están resueltos el 50%.Esta franja de casas bajas y chabolas, situada al lado del cementerio de la Almudena, está destinada desde hace casi una década a ser demolida, aunque hasta 1989 no se aprobó el Plan Especial de Reforma Interior. Poco a poco se ha realojado a 143 familias de un total de 186. De las 43 restantes, ocho están incluidas en el consorcio de realojamiento de población marginal. Entre el resto, hay algunos recién llegados (motivo por el cual quedan excluidos de los supuestos de realojamiento de la EMV), mientras que una docena que "han nacido aquí", según asegura Pilar Peña. Rada, una de las mujeres que tiene que abandonar su casa, no va a ser realojada.

Ni agua ni luz

Los cuatro hermanos Aguilera Sánchez, con sus respectivas familias (son nueve en total), viven en un chamizo de unos 100 metros cuadrados. La EMV les niega el realojamiento y tienen que marcharse antes del 21 de junio. La Empresa Municipal ha llegado a la conclusión de que no viven en esa casa baja porque no tienen ni agua ni electricidad. María del Carmen Aguilera, con una niña de un año, explica cómo se apañan: "Vamos con cubos a un surtidor y tenemos tirado un cable a la red". Como su madre vive enfrente, acuden a su piso para asearse.Pilar Peña Rada, de 42 años y sobrina del cantante El Fary, asegura que los Aguilera no son unos recién llegados: "Pero si yo les he criado, cariño". Los hermanos están empadronados en la dirección del chamizo que habitan (Francisco Villaespesa, 12), la Junta Municipal de Ciudad Lineal ha reconocido su residencia habitual y un notario ha levantado un acta que da fe de que esas tres viviendas colindantes están habitadas.

Marisa de Frutos, responsable de asistencia social de la EMV, señala que se ha negado el realojamiento a estas familias por no cumplir la norrnativa (por residir habitualmente en la zona o tener otra vivienda): "Algunos han entrado después del expediente de expropiación, otros tienen trabaJo a nivel de funcionario y los hay que tienen vivienda en la acera de enfrente".

Otro caso es el de Eugenia Casas, que guarda celosa su contrato de inquilinato fechado en 1933. Los vecinos aseguran que ha perdido el juicio desde que tiraron una parte de su casa. Tampoco está previsto su realojamiento. Eugenia se sienta permanentemente en un taburete frente a su fachada y mira a las nubes: "Mira qué negro está el cielo", es su respuesta cuando se le interroga por su situación.

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A medida que se ha realojado a las familias, la piqueta municipal ha tirado las casas bajas que ocupaban para evitar así que fuesen ocupadas por nuevos chabolistas, explican los vecinos del barrio. De esta forma, el pánorama actual de estas manzanas es similar a una zona devastada por alguna catástrofe.

Algunos están orgullosos de sus casas, no las quieren cambiar por un piso. Así le pasa a Piñar Peña, cuya vivienda, la de su hija y la de su padre tienen entrada por un patio repleto de rosales y cubierto por una parra centenaria que está a reventar de frutos recién brotados. Esta familia lleva aquí desde hace cuatro generaciones. Pilar va a recibir tres millones de pesetas por su vivienda de 160 metros cuadrados -"y todavía no he visto un duro", se lamenta-. Es una décima parte de lo que se cotiza el metro cuadrado en la zona. Ahora reclama al Ayuntamiento una casa para su hija y su padre: "Nos quieren incluir en la misma unidad familiar, pero cada uno vivimos en una casa y somos independientes económicamente".

Carmen Martín y Ángel Deza regentan el bar Celedonio, en la calle de Lago Constanza, antaño cita del desayuno de trasnochadores madrileños. Han conseguido, después de pleitear con el Ayuntamiento, elevar de 10 millones a 12 mi llones de pesetas la indemnización por la expropiación, y otra de tres millones por la suspensión de la actividad hostelera. Suena bien, pero Carmen y sus nueve hermanos han de repartirse la primera cantidad, al ser todos ellos herederos del solar. "¿Adónde vamos mi mujer y yo con esto?", dice Ángel, "¿a mis cincuenta y pico de años?".

Ángel Deza enumera otros negocios que tienen los días contados: la Whiskería 35, una cerrajería, una peluquería... Y quedan los artesanos del barrio: una decena de marmolistas con sus talleres en condiciones precarias.

El pueblo de El Fary

Las casas bajas del barrio de Bilbao constituyen un núcleo vecinal casi de pueblo. Apegados a su tierra, los vecinos recuerdan historias de este lugar. Muchos de ellos no querían ser realojados en viviendas nuevas, preferían vivir donde nacieron. Aunque la casa de los Aguilera, por ejemplo, esté rodeada de polvo o barro, según el tiempo.

No resulta difícil imaginar la vida de barrio que una decena de vecinos e industriales evocan con cariño.

Un marmolista, Tomás Pajares, indica que el problema del desarraigo no lo han contemplado los responsables municipales. Casas bajas, merenderos y bares (algunos de ellos vieron nacer la carrera artística del cantante El Fary) y las marmolerías que se apiñaron alrededor de la Almudena, algunas desde hace un siglo, le dieron carácter.

Bien es verdad que desde hace unos quince años -"cuando llegaron los gitanos y la heroína", dicen los vecinos- se ha deteriorado ese ambiente de pueblo.

Dentro de algunos meses el progreso lo habrá consumido.

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