La crisis política polaca acaba para siempre con la era de Solidaridad

El nuevo primer ministro polaco, Waldemar Pawlak, tendrá grandes dificultades para formar Gobierno, y habrá de juntar el aceite de los agrarios, partidarios del intervencionismo y de la relajación de la política de austeridad, con el agua de los liberales y centristas, que reciaman el mantenimiento de los rigores financieros. En todo caso, para asegurar la mayoría parlamentaria para su Gabinete, Pawlak tendrá que recurrir a los votos de los ex comunistas. La era de Solidaridad en la política polaca ya es historia.

La extraña alianza de liberales, centroliberales, comunistas, agrarios y populistas que eligió a Pawlak el pasado viernes -para impedir que el Gobierno de Jan Olszewski difundiera la lista de supuestos agentes de la policía secreta comunista es incapaz, de tener un programa económico y político común. La primera muestra de ello fue la votación del presupuesto. A favor votaron los partidos de la antigua coalición gubernamental de Olszewski, así como los liberales y la Unión Democrática de Tadeusz Mazowiecki. Los populistas de la Confederación de la Polonia Independiente y los ex comunistas, cuyos votos habían permitido la elección de Pawlak y que serán necesarios para que su Gobierno tenga la mayoría parlamentaria en el futuro, votaron en contra.Las perspectivas de salir de la crisis política no estáririada claras, pero lo que sí es obvio es que el escándalo de la lista negra de agentes dividió a la antigua oposición democrática y puso fin a la era de Solidaridad en la política polaca. La tensión entre los que consideran la publicación de la lista corno ilegal -además de estimar que es falsa- y aquellos políticos que apoyan su difusión ha crecido. también dentro de los mismos partidos. El primero enpartirse es la Unión Democrática, cuyo ala derecha se negó a apoyar el Gobierno formado por Pawlak, líder de un partido que fue satélite de los comunistas antes de 1989.

La veracidad de la lista negra es más que dudosa y ya se ha dado el caso de un político ante el que el Ministerio del Interior tuvo que excusarse por haberle incluido en ella. El propio ex primer ministro, Olszewski, reconoció en una entrevista que sólo "en una parte de los casos no había habido ningunas dudas".