_
_
_
_
_

El Ayuntamiento experimentará la polícia de barrio en VicáIvaro, Hortaleza y Barajas

Juan Antonio Carbajo

Madrid tendrá 499 nuevos policías municipales dentro de un mes. La promoción más numerosa que ha pasado por la academia afina estos días su puntería o pone a prueba su tacto para tratar con toxicómanos o conductores cabreados. Sus destinos esperan. Los nuevos agentes regularán el tráfico las noches de fiesta o integrarán las patrullas a pie que de forma experimental se formarán en Vicálvaro, Hortaleza y Barajas. Serán el embrión de la policía de barrio.

Sobre la policía de barrio no hay discrepancias -la apoyan todos los partidos políticos-, aunque sí escepticismo: para poner una patrulla a pie en cada barrio harían falta 7.000 policías, y el próximo 7 de julio, con la nueva promoción en la calle, serán 4.900.Sin embargo, el Ayuntamiento va a hacer un experiemento en los distritos de Barajas, Vicálvaro y Hortaleza. Formará 50 parejas de policías y se asignará un barrio a cada una. "Será una nueva unidad configurada como una policía de barrio", explica el jefe de la policía, José Manuel Morales.

Las unidades estarán formadas por veteranos y parte de la nueva promoción. El resto de los nuevos policías se dedicarán principalmente a regular el tráfico. "Reforzaremos el servicio nocturno durante los fines e semana y las vísperas de festivo", explica Morales.

Pero, ¿cómo es la nueva generación de policías?

Tienen una edad media de 26 años y la mitad ha estudiado EGB o Formación Profesional de primer grado. El resto, menos siete universitarios, ha superado el BUP o el COU. "Saldrán con plena conciencia de que es un servicio público uniformado y no un brazo ejecutor", explica el responsable de Formación, José Luis Gallego.

En seis meses, los estudiantes han tenido 668 horas de clase. Ha habido materias extensas -52 horas para conocer los delitos del derecho penal- y alguna que se les ha hecho tediosa, como el derecho administrativo (estatuto de autonomía, la Ley de Régimen Local).

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

En otras asignaturas han aprendido a tratar con ciudadanos cabreados: "El conductor en ocasiones está nervioso y hay saber tratarle", comenta Gallego. "Lo principal, desterrar frases como está usted ciego o similares y emplear la psicología. Por ejemplo, saber cuándo es conveniente que el conductor salga del coche". Para familiarizarse con las drogas han contado con profesores que trabajan en los centros de atención a drogodependientes (CAD). "El mensaje que se inculca es que el toxicómano es un enfermo", explica Gallego.

Cuando salgan a la calle, los nuevos agentes habrán pegado 1.200 tiros en 57 posiciones diferentes: de rodillas, con la diana móvil, sin apuntar, parapetados, etcétera. La nota media: "Buena", comenta el instructor de tiro. Y mejor ellas. "Porque a los hombres hay que quitarles los vicios de la mili", explica.

"Los alumnos saben que el arma es el último medio al que hay que recurrir, por eso se les enseña en defensa personal a desarmar a un delincuente", comenta Gallego. También aprenden a derribar al malo abriendo la puerta del coche. Es en la clase de conducción policial, que incluye, además, derrapes, giros de 180º y conducción a ciegas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_