_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El empleo

Juan José Millás

El corresponsal de este periódico en Alemania nos contaba el lunes que miles de mujeres de la ex RDA se hacen esterilizar por miedo a perder el empleo. Parece que en el nuevo orden el puesto de trabajo ha dejado de ser un medio de ganarse la vida para convertirse en un dogma de la teología de la convergencia. El empleo es un fin en sí mismo, y un fin de tal calibre que para su consecución vale todo. Las mujeres de la ex RDA han visto el rostro del capitalismo y se están arrancando los ovarios como Edipo se arrancó los ojos cuando vio la cara del destino. Las mujeres de la ex RDA se están Vaciando, se están quedando huecas, para tener lo que en el papel mojado de las constituciones sigue siendo un derecho. En las clínicas extirpadoras les dan, con el alta, un certifcado de oquedad que muestran al patrón y gracias al cual se les permite ocupar un hueco en la cadena de trabajo. La condición para llenar ese hueco es que ellas mismas alberguen un vacío infinito en sus entrañas. Y en su corazón. La mayoría de las mujeres de la ex RDA que se deshabitan para siempre no han tenido hijos. Están cambiando la posibilidad de tenerlos por un sueldo, y aunque es cierto que un sueldo no produce cuando se le acaricia la misma ternura que un hijo, también es verdad que una existencia sin salario -incluso si se trata del salario del miedo- resulta impracticable.

Es muy tranquilizador que entre nosotros no pasen estas cosas. Lo malo es que pasan otras. Muchas mujeres me han contado que han sido rechazadas al optar a un puesto de trabajo con el argumento de que tarde o temprano se quedarían embarazadas; algunas han preferido jurar que eran estériles. Es duro, pero al menos ya sabemos que la condición para sobrevivir en el nuevo orden es la de estar huecos. También nosotros, los hombres.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_