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La CE considera "positivo" el plan de convergencia español, pero critica la ausencia de pacto social

El contenido del programa de convergencia de la economía española es "ortodoxo y positivo", según un informe de la Comisión Europea que será debatido hoy en Bruselas por el Comité Monetario de los Doce. Sin embargo, la ausencia de pacto social suscita dudas sobre la viabilidad del objetivo de reducir los costes salariales y de contener la inflación tanto como propone Solchaga. Las críticas se dirigen también a la rígidez del mercado de trabajo y al objetivo de reducir el déficit público al 1% en 1997, que sólo será "creíble si se respeta plenamente" el acuerdo entre Gobierno central y comunidades autónomas.

La aprobación definitiva del programa de convergencia se someterá a los ministros de Economía y Finanzas de los Doce en la reunión que mantendrán el próximo martes en Luxemburgo.Para España, la valoración inicial de la Comisión Europea representan un espaldarazo a un programa de convergencia que Felipe González ha convertido en el eje de su política, definida como un nuevo reto de aquí a 1997. El plan, enviado la pasada semana a la CE por el ministro Carlos Solchaga, contiene las medidas de estabilidad monetaria, reducción del délicit público y recorte de la inflación para adaptar la economía española al objetivo de la moneda única.

"La apreciación", según fuentes comunitarias, "es generalmente favorable", y el elogio más significativo es que el programa español, "además de tratar de lograr los criterios aprobados en la cumbre de Maastricht, intenta a la vez recuperar el retraso con respecto a la media de desarrollo de la Comunidad". El Ejecutivo de la Comunidad recomienda al Gobierno español aplicar desde ahora mismo una política monetaria lo más rígida posible y mantener la cotización de la peseta en la cresta alta de su banda de fluctuación dentro del Sistema Monetario Europeo.

Cuello de botella

Al margen de la ausencia de flexibilidad laboral, de la falta de pacto social y de los problemas para controlar el déficit de las comunidades autónomas, el ritmo de crecimiento de la economía española, aunque es superior a la media comunitaria, corre peligro de "estrangulamiento". El cuello de botella está, en opinión de la Comisión Europea, en la carencia de infraestructuras de comunicaciones y transportes. El consej*o es que la adaptación coyuntural de las cifras macroeconómicas para cumplir los requisitos de la moneda única no puede olvidar el desarrollo estructural.

El informe de la Comisión Europea (10 páginas con una serie de conclusiones) se inscribe dentro de la nueva tónica de analisis suaves, para evitar encontronazos con los Gobiernos, como el provocado hace unas semanas por las reservas vertidas contra el plan presentado por Alemania. Pero, a diferencia del plan alemán, el español no contiene ni errores técnicos "ni un optimismo exagerado".

La política monetaria que seguirá España es buena, según el informe, porque -entre otras cosas- reconoce sus límites para reducir por sí sola la inflación. El objetivo de que no exceda más de 1,5 puntos sobre la media de los tres mejores de la CE está amenazado, más que por la demanda, por el lado de los costes, donde el Estado deberá intervenir decididamente. El informe comunitario expresa sus dudas de que el recorte llegue tan lejos como plantea Solchaga.

A la reunión, hoy, del Comité Monetario asisten, por parte española, el director general del Tesoro, Manuel Conthe, y el subgobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo. Las deliberaciones de este organismo de coordinación de las políticas monetarias de los Doce son de carácter restringido y secreto. La misma naturaleza confidencial tiene el informe preliminar elaborado por la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros.

Acuerdos de Maastricht

El objetivo de la convergencia es estar en condiciones de asumir la unión monetaria a la vez que los países más adelantados de la CE. La fecha acordada en Maastricht es 1997 si hay una mayoría de los Doce dispuestos y con economías preparadas para ello o, como fecha límite, en enero de 1999. Además de finalizar 1996 con una inflación del 3%, España se porpone reducir el déficit público al 1%, aunque el límite máximo es el 3%. Los otros requisitos para la unión monetaria son que la deuda acumulada no sobrepase el 60% del PIB (45% en España) y que los tipos de interés no superen en más de dos puntos la media de los tres países mejores de la CE. Además, la peseta entrará "antes de que se inicie la segunda fase de la unión monetaria" (1 de nero de 1994) en la banda estrecha de fluctuación del 2,25%%, en lugar del 6% que disfruta actualmente dentro del SME.

Antes que España han presentado sus planes de convergencia Italia, Grecia, Portugal, Irlanda y Alemania. Todos ellos resultaron aprobados con "valoración general positiva", aunque recibieron críticas por la falta de compromisos.

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