Férreo marcaje de la policía a los piquetes

La huelga se caracterizó en la mayoría de las comunidades por la ausencia de incidentes de carácter grave, según fuentes de Interior. La policía montó una operación con la consigna de ser expeditivos "pero pacientes" con los piquetes informativos. Los agentes tenían la orden de no adoptar de forma aislada y personal la decisión de cargar contra los piquetes que consideraran coactivos, sino que antes de dispersarlos debían consultar a sus mandos centrales.Interior estaba decidido a que la jornada discurriera con normalidad en Madrid, una ciudad considerada como escaparate del resto del país. Los responsables policiales habían preparado un contingente de 20 grúas en previsión de barricadas con autobuses en las calles de la capital.

La operación montada por la Brigada de Seguridad Ciudadana, con la intervención directa de unos 3.000 agentes, comenzó a las nueve de la noche del miércoles, y la policía siguió desde ese momento una consigna: someter a estrecho marcaje a los piquetes informativos con el fin de disponer de una información puntual y evitar sorpresas. En la tarea participó desde el primer momento un helicóptero, que durante toda la noche alumbró con un potente foco las calles donde era descubierto algún grupo de personas.

"Tenemos que tener una gran movilidad y, ser enérgicos para impedir cualquier coacción", dijo el comisario de Seguridad Ciudadana de Madrid a través de los equipos de radio. Los agentes cumplieron la orden tan a rajatabla, que un inspector informaba a las diez de la mañana: "El piquete que estaba junto a Galerías Preciados [de Madrid] abandona la zona aburrido de nuestra presencia".

Las Fuerzas de Seguridad del Estado emplearon también la guerra psicológica, de forma que todos sus desplazamientos los efectuaron con las sirenas y luces lanzadestellos para aumentar la sensación de que las ciudades estaban totalmente tomadas.