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Guerrilla sin cuartel en Argelia

Más de 50 policías han muerto en los últimos tres meses

Más de medio centenar de policías han muerto en Argelia desde que se instauró el estado de excepción, hace tres meses. Es el primer balance oficioso de una guerra civil larvada que enfrenta al Gobierno y a la guerrilla integrista, donde se han refugiado los miembros más activos del ilegal Frente Islámico de Salvación que han escapado a la deportación en los campos de seguridad del sur sahariano o a las duras condenas de los tribunales militares. El pasado viernes un policía fue asesinado en un suburbio de Constantina. En la última semana, otros dos agentes resultaron muertos en Blida y Draria, en la periferia de la capital. La guerrilla integrista argelina no es un fenómeno nuevo: surgió en la década de los años ochenta, en la zona del gran Argel, impulsada por los míticos hermanos Buyali, que creían que sólo la fuerza de las armas haría posible la instauración de una república islámica. La guerrilla de los Buyali desapareció como consecuencia de la represión militar y de la aceptación del proceso de democratización propugnado por los sectores más moderados del islamismo.

Cinco años después de la desaparición de los hermanos Buyali ha vuelto a aparecer, diseminada por todo el país, la guerrilla integrista, que no ha cesado de actuar desde el pasado 8 de febrero, fecha en que se estableció el estado de excepción. Efectúa sus acciones a diario y selecciona sus víctimas entre las fuerzas de seguridad o del Ejército, para huir después y vivir en la clandestinidad de las grandes ciudades o de los suburbios como el de Los Mil Pisos de Blida, donde la policía tiene reparos en entrar.

Uno de estos comandos urbanos fue desarticulado la semana pasada en el barrio de Belcurt, con una operación policial que se saldó con cuatro muertos y que tuvo como escenarios unos descampados cerca del gran Jardín Botánico de Argel. La operación policial se planeó con minuciosidad. Con absoluta discreción, las fuerzas de seguridad desalojaron a los vecinos de la zona colindante con la que se encontraban refugiados los miembros del comando. Después arrojaron sobre ellos un contundente ataque con todo tipo de armamento.

Sutil red de 'comandos'

Los comandos urbanos integristas han logrado tejer una sutil red en las grandes ciudades de Argelia, llegando a atentar contra objetivos tan sorprendentes como el Consejo Nacional de la Planificación, situado cerca de uno de los lugares más vigilados del país, la residencia de El Mithaq, donde se alojan habitualmente las personalidades que visitan oficialmente Argelia. En ese lugar, un comando integrista logró ocultar una bomba artesanal que causó desperfectos. Sobre este atentado no se ha dado ninguna versión oficial. Pero, además, la guerrilla integrista intenta crear una infraestructura en algunas zonas rurales, y en especial en la región de Lakhdaria, a unos 80 kilómetros al este de Argel, a mitad de camino de Constantina. Los grupos islamistas de esta región -en la que ayer fueron detenidos 35 miembros de una facción armada- están capitaneados por Abu Zeid, un personaje que empieza a ser tan conocido como lo fue Tayeb el Afgani, condenado recientemente a la pena capital por el tribunal militar de Uarla, en el sur del país. Desde hace varias semanas, la policía y la guerrilla escondida en los bosques de Lakhdaria mantienen constantes enfrentamientos, sobre los que los medios oficiales guardan asimismo un estricto silencio.

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Las movilizaciones islamistas que caracterizaron la historia de Argelia en los últimos meses han desaparecido. El pasado viernes un imam integrista de una mezquita de Bab el Ued, en Argel, increpaba a sus fieles con tono colérico: "¿Dónde os habéis metido ahora, en estos momentos tan difíciles para el islam?". El imam, sin dar tiempo para una respuesta, volvía a preguntar: "¿Dónde estáis los que tiempo atrás inundábais las calles y asegurábais que estábais dispuestos a morir por el islam?".

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