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González anuncia que se enfrentará a todo el que estorbe su plan de convergencia con Europa

El presidente del Gobierno, Felipe González, anunció ayer en Sevilla que "hará lo que sea" para que "España esté entre los cinco países punteros de la unidad europea" en 1997 y que si alguien a quien tiene "cariño" -en alusión a UGT- se convierte en un estorbo para ello, llegará hasta el enfrentamiento. Al mitin asistieron unas 6.000 personas, en vez de las 40.000 previstas por los organizadores. González, que no citó la huelga del próximo jueves, hizo un llamamiento al diálogo, aseguró que los perjudicados por el recorte del desempleo entienden mejor su política que "los demagogos" y pidió 10 o 15 años más para completar el proyecto socialista.

González, en su primer mitin en Sevilla tras las elecciones municipales de mayo de 1991, estuvo acompañado como entonces por el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra. Uno y otro mantuvieron una actitud distante ante el público. Sólo hubo un abrazo efusivo cuando Guerra recibió a González sobre la tribuna de oradores.Además, mientras González guardó el grueso de sus críticas para los sindicatos, aunque apenas los citara, Guerra centró sus ataques en la derecha y en el sector de Julio Anguita en Izquierda Unida (IU) y no se refirió para nada a los sindicatos.

Un público entregado animó las intervenciones de los oradores, todos con ropa dominguera o cazadora de verano incluida. Carlos Sanjuán, secretario general del PSOE de Andalucía, y Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, tras breves intervenciones, dieron paso a Alfonso Guerra y Felipe González, que consumieron quince minutos y media hora respectivamente para no agotar al público, sometido a la solana del mediodía del Prado de San Sebastián. La aparición de los líderes, sobre todo la de González, fue apoteósica.

En las sillas de primera fila figuraban todas las autoridades socialistas andaluzas. La única presencia foránea fue la del presidente de la Junta de Extremadura, el guerrista Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Tanto Felipe González como Alfonso Guerra hicieron referencia durante sus intervenciones a su presencia.

González mantuvo un tono muy coloquial para tratar de explicar el plan de convergencia económica del Gobierno que preside, como objetivo para 1997, y para tratar de desbaratar los argumentos de los sindicatos en la convocatoria de la huelga general del jueves, 28 de mayo.

El presidente del Gobierno arrancó con su ya conocido eslógan de "tenemos ya el 92 a la espalda", después de afirmar "no tenemos nada que explicar porque el que ha venido lo ha hecho por una carretera nueva". Luego se embarcó en la explicación del proyecto de convergencia con Europa para 1997, el nuevo programa de su Gobierno.

El secretario general del PSOE dijo de su proyecto político que "no es un huevo que se pone a freir, no es para cuatro u ocho años, pues hay que aguantar trabajando 20 o 25 años". "De los 20 años han pasado 10 y ya empieza a notarse", añadió en medio de una cerrada ovación.

A partir de ahí, comenzó su ofensiva crítica hacia las centrales sindicales, a las que dirigió el grueso de su intervención, adobada con una breve pero contundente crítica contra el Partido Popular y contra el sector de Izquierda Unida que dirige Julio Anguita. De éstos últimos dijo: "No quieren estar en Europa. ¿Qué Europa querrán? ¿Quieren ser acaso Africa? En el 1986 entramos en Europa y no nos ha ido tan mal". Del PP manifestó: "Les falta consistencia, aplomo, temple. No tienen seriedad".

"Haré lo que sea"

Tras explicar la convergencia, Felipe González fue rotundo con los sindicatos: "Haré lo que sea para que España esté entre los cinco o seis primeros países de la CE, incluso me enfrentaré con gente por la que siento cariño y respeto si se convierten en un estorbo". Los oradores negaron que el mitin fuera contra la huelga. "No tiene una intención perversa", dijo Chaves; "estamos aquí porque nos da la gana", aseguró González.

González insistió con dureza, en referencia a algunos líderes sindicales que no citó, en que "en el 97 tenemos que ganar el nuevo desafío europeo y el que no lo quiera que lo diga, que se desapunte y le veamos la cara". En esta misma línea abundó: "Hay mucho predicador y poca gente que da trigo".

Pese a la rotundidad de estas palabras, el presidente del Gobierno dejó una puerta abierta a los sectores sindicales "que están dispuestos a dialogar y llegar a acuerdos" sobre el plan para 1997. Anunció desde la tribuna de oradores: "No vamos a estar hipotecados por aquellos que n.o acepten el pacto pues tendrán que asumir sus responsabilidades" y que "unos y otros ya entienden el mensaje".

Respecto al decretazo, el recorte del desempleo, aseguró que "todo el mundo sabe que hay que llevar a cabo un control para seguir atendiendo a los que se quedan (le verdad sin trabajo y evitar que el sistema de prestaciones se nos vaya de las manos". Según González, "incluso los perjudicados" le entienden "mejor que los demagogos".

La Expo del PSOE

La Expo 92 y las obras acometidas con este motivo fueron reinvindicadas ayer como uno de los logros de la década de gestión del PSOE. Alfonso Guerra proclamó en el mitin de Sevilla que la Expo es "una acción socialista" y que "la gestión pública, socialista" en La Cartuja "está admirando al mundo".

González, más modesto, aseguró que el día en que se inauguró alguien le comentó que la Expo era obra de todos. "Pero de algunos más que otros", precisó. Manuel Chaves, presidente andaluz, recordó que hace cinco años había 90 kilómetros de autopista en Andalucía y ahora hay 1.200. El secretario regional del PSOE, Carlos Sanjuán, destacó "el asombro de la Expo" y del AVE. Muchos de los 6.000 asistentes llegados de las ocho provincias andaluzas y de Badajoz tenían previsto visitar la Expo.

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