Los problemas de los Doce

F. M. El análisis horizontal de los problemas que dividen a los Doce genera cuatro grandes temas:

Calendario de la ampliación

El Reino Unido y Dinamarca. son partidarios de iniciar las negociaciones con los países de la EFTA cuanto antes. El Reino Unido persigue diluir la Comunidad en un espacio económico europeo, aunque en la exigencia del abandono de la neutralidad es inflexible. Dinamarca ve en el apoyo nórdico desde dentro una vía para una Europa menos federal. Alemania no se opone a una negociación rápida con este grupo, pero exige, en paralelo, la profundización de la CE, condición ésta que es previa para Holanda y Bélgica. Portugal y España anteponen a todo el acuerde) financiero sobre la cohesión.

Norte y Sur de la CE

Para España, Portugal, Grecia e Italia la adhesión de los países nórdicos implica más cohesión (ampliar los fondos de ayuda). Los demás ven a los aspirantes de la EFTA como contribuyentes netos que aliviarán su carga. Al grupo de cuatro países citado se une Francia en la preocupación por la pérdida del "peso latino" y piden reforzar la ayuda al flanco sur del Mediterráneo, que corre el peligro de quedar marginado por la prioridad al Este.

Arquitectura europea

Sólo Francia y Alemania han desarrollado algunas ideas sobre la gran Europa futura. Francia es partidaria de avanzar despacio. Los dos grandes coinciden en una estructura intermedia, una especie de OCDE, para potenciar el desarollo de los países de Europa central y del Este. Ningún Gobierno de los Doce -sólo la comisaria griega Vasso Papandreu ha sacado una lanza en favor de Ucrania- plantea que pueda entrar alguna república de la antigua URSS. Es más, las ofertas futuras deben limitarse sólo a Checoslovaquia, Hungría y Polonia. Para los países restantes, la estrategia pasa por anclarlos en Europa a través de una creciente cooperación. El Reino Unido, partidario inicial de la ampliación sin límites, ha cambiado de postura, basándose en el pragmatismo dictado por detallados análisis.

Pequeños Estados

Luxemburgo, Bélgica y Portugal se oponen frontalmente a diluir el peso de los micro-Estados de la CE, problema que se agravaría con Malta (sólo apoya su ingreso Italia) y Chipre (respaldada únicamente por Grecia). Sólo una Europa federal les haría cambiar de opinión. Francia y Alemania (indirectamente también España) defienden la representación proporcional y "garantizar una influencia adecuada de los Estados más grandes".