1,2 millones de angustias
Las víctimas civiles del conflicto en la antigua Yugoslavia buscan refugio en Europa
Belgrado El informe oficial del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) del pasado mes de enero ya señalaba que el problema de los refugiados de las zonas en conflicto en Croacia, entonces 700.000 personas, representaba "la crisis más grande de refugiados en Europa desde la II Guerra Mundial". La extensión de la guerra a Bosnia-Herzegovina, iniciada a mediados de marzo, ha hecho que las cifras de refugiados se hayan prácticamente duplicado: 1,2 millones han abandonado sus hogares en las distintas repúblicas de la antigua Yugoslavia, según la Cruz Roja.
La guerra de los Balcanes ha desatado la peor crisis de refugiados en Europa de las últimas cinco décadas. Alrededor de 1,2 millones de personas, la mayoría de ellas mujeres, niños y ancianos, cercados por la violencia y el hambre, han abandonado sus hogares, destruidos en muchos casos, y han huido de la guerra.Los Gobiernos de Europa occidental asisten a constantes reuniones para intentar un cese de las hostilidades, pero no dan mayores muestras de generosidad para recibir a estos refugiados de guerra, con las excepciones de la nueva República de Eslovenia y Hungría. Alemania está exigien do visado a los refugiados de Bosnia-Herzegovina y a los de la Federación Yugoslava, aunque ha recibido a 40.000 segú9 el ACNUR desde que hace casi un año estallara el conflicto armado en el país balcánico. Austria, por su parte, intenta enviar alguna ayuda económica con el objetivo de mantener a los refugiados fuera de sus fronteras, si bien 8.100 ya han entrado en el país.
Alrededor de 600.000 perso nas han salido desde Bosnia Herzegovina en los últimos días, y muchas de ellas, como víctimas errantes, no encuentran lugar donde refugiarse. Vagones de trenes con miles de personas a bordo esperan en la estación de Zagreb a que se les reciba en algún lugar. Los centros de acogida, tanto en los territorios de la ex Yugoslavia como en Hungría, están al borde de su capacidad, y las condiciones sanitarias empeoran día a día. "Hay serios riesgos de enfermedades infecciosas", asegura el portavoz de la Cruz Roja Internacional, Thomas Rudin, en Ginebra.
Ley de solidaridad
En Eslovenia, con dos millones de habitantes y una grave crisis económica, se han refugiado unas 46.000 personas, en su mayoría procedentes de Bosnia Herzegovina, y la cifra sube varios miles cada día. Un portavoz del Ministerio del Exterior en Liubliana dice que faltan mantas, tiendas de campaña, comida para lactantes y medicamentos. El Gobierno de la nueva república ha dictado una ley de solidaridad por la que cada trabajador entregará un día de sueldo para ayudar a los refugiados. El mismo funcionario niega que Eslovenia haya cerrado las fronteras.
Croacia ha acogido a unas 550.000 personas, y su capacidad de recepción parece agotada. Serbia ha recibido a unos 230.000 refugiados, y otros tantos han encontrado precario cobijo en una Bosnia en plena guerra. En realidad, el número de refugiados es superior: muchos hombres en edad de combate rehúsan registrarse al temer que les obliguen a volver a combatir.
Por el momento no hay cam pos de refugiados: la gente vive en hoteles, escuelas, polideportivos y casas particulares, pero las instalaciones están ya saturadas, lo mismo que los recursos económicos para la manutención La República de Croacia, con 4,5 millones de habitantes, está particularmente afectada por el problema de los refugiados, ya que un tercio de su territorio está en guerra. La Cruz Roja estima que más de 100.000 refugiados están en el extranjero.
La política restrictiva de inmigración en Austria ha indignado a círculos eclesiásticos y activistas de derechos humanos. El cardenal Franz Koenig dijo el domingo por televisión que "la paz se inicia con la ayuda a los refugiados, y hay que tratarlos con comprensión y solidaridad".
Alemania exige desde el pasado 25 de abril un visado obligatorio a los ciudadanos tanto de la Federación Yugoslava como a los de Bosnia-Herzegovina. Viena mantiene en la actualidad conversaciones con las autoridades de Bonn para que "cambien su actitud". Un destacado representante del ACNUR ha pedido a Bonn "que abra las fronteras a los refugiados de la guerra civil" yugoslava. El Ministerio de Exteriores austriaco ha anunciado que mañana se van a reunir en Viena representantes de la Comunidad Europea, Suiza, Alemania, Hungría, Italia, Croacia y Eslovenia, además del ACNUR y la Cruz Roja Internacional, para tratar sobre esta crisis.
El Gobierno español, que no ha estudiado la cuestión, dice estar dispuesto a asumir las medidas que se adopten "en solidaridad con los demás" países comunitarios afectados, según un portavoz del Ministerio de Exteriores.
Cambiar el mapa étnico
La relativa calma en los frentes en Croacia que hubo en enero y la anunciada llegada de los cascos azules despertó esperanzas entre los representantes del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) de que podrían ayudar en el reacomodo de los refugiados en sus hogares. El retorno no se ha producido por las violaciones del alto el fuego, por la imposibilidad de asegurar el regreso a pueblos que dejaron de existir y por la negativa de las autoridades serbias a aceptar el retorno de los huidos. En Baranja, por ejemplo, las autoridades serbias locales entregaron las casas de los huidos croatas y húngaros a los serbios procedentes de Eslavonia occidental. En Sisak (Croacia), los refugiados croatas se apoderaron de las viviendas que los serbios habían dejado. Así, se está cambiando el mapa étnico de la población. Más aún, el éxodo continúa de las zonas bajo la protección de los cascos azules: la población no serbia se ve obligada a firmar documentos sobre el abandono voluntario de sus hogares y propiedades.El problema con los refugiados en Bosnia-Herzegovina es particularmente grave, tanto por la extensión de la guerra como por el hecho de que nadie parece dispuesto a recibir a los huidos musulmanes. Mientras, la gente con medios económicos se ha ido a tiempo (incluidos los musulmanes), los musulmanes pobres, gente del campo que viste los tradicionales atuendos islámicos y compone familias numerosas, se encuentran con una Serbia que rehusa recibirles y unas Croacia y Eslovenia que no les ayudan.
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