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SEVILLA. EXPO 92

Las culturas del siglo XV se cruzan en una gran exposición en La Cartuja de Sevilla

La muestra en tomo a 1492 exhibe 328 piezas procedentes de 11 países

Con el título de Arte y cultura en torno a 1492, el monasterio de Santa María de las Cuevas abre hoy al público la exposición más importante de las programadas en la Expo sevillana. Las cuatro grandes culturas del siglo XV (Europa, mundo islámico, Extremo Oriente y América precolombina) están representadas por 328 piezas de primer orden que se exhiben mezcladas para mostrar los puntos comunes de cada cultura. El presidente Felipe González inauguró ayer la exposición, en una de sus contadas apariciones culturales, con la advertencia previa de que no haría ninguna declaración política.

"Esta exposición me parece excepcional desde todos los puntos de vista", dijo Felipe González durante su visita a la muestra Arte y cultura en torno a 1492, que realizó acompañado por Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía; Virgilio Zapatero, ministro de Relaciones con las Cortes; Luis Yáñez, del Quinto Centenario, y Alejandro Rojas Marcos, alcalde de Sevilla. La exposición ofrece el atractivo de poder visitar el monasterio de Santa María de las Cuevas, edificio rehabilitado por la Expo y que, pese a su interés arquitectónico e histórico, hacía décadas que se encontraba en estado ruinoso.La exposición que ahora alberga se podrá visitar hasta el 18 Je septiembre desde las once de la mañana hasta las ocho de la tarde. Por el momento, los organizadores no tienen previsto someter a los visitantes a la cita previa, aunque han establecido un orden de entrada de 200 personas cada media hora.

El comisario de la exposición, Joan Sureda i Pons, explicó ayer que lo realmente novedoso de la muestra está en la forma de presentar las piezas. Sureda i Pons ha querido lograr que los visitantes salgan con una idea global sobre lo que era la cultura en el siglo XV a través de sus distintos puntos geográficos. En este concepto estriba la gran diferencia con la exposición Circa 1492, que se exhibió en la Galería Nacional de Washington en 1991.

"La exposición norteamericana tenía en común con la nuestra el nombre, el 10% de las piezas Y muy poco más, porque allí se hicieron unos apartados en función de cada una de las grandes culturas, y las piezas no se mezclaban. Aquí hemos querido que se sepa qué es lo que ocurría en el Islam a la vez que en la India, por poner un ejernplo".

Visión sincrónica

La visión sincrónica del tiempo del Descubrimiento que Sureda aplica a la exposición hace que ésta parta de cuatro grandes áreas culturales: Europa, el mundo islámico, el Extremo Oriente y la América precolombina; sin olvidar la cultura bizantina y el África no islámica. El resultado de este planteamiento supone poder ver un Ecce homo de Alonso Berruguete en medio de dos votos reales de la India que fuerzan a que la contemplación tenga un enfoque puramente artístico, lejos del carácter religioso de la escultura de Berruguete.

El hombre frente a los grandes problemas cósmicos está detalladamente representado. En el ala norte del claustro se muestran las piezas con las que se ilustra sobre cómo el hombre de cada una de las distintas culturas se enfrentaba a los grandes problemas: a la guerra, al poder, a la subsistencia cotidiana, a los dioses... La riqueza de las piezas es aquí sobresaliente, y llaman la atención no sólo las pinturas y esculturas procedentes de los mejores museos del mundo, sino otras más insólitas, como un grupo escultórico en el que se representa desde un grupo funerario indio hasta las ropas de Boabdil o espectaculares braseros de cerámica mexicana. "Hemos contado con las principales obras que hemos pedido. No hay ninguna ausencia que pudiera deslucir el conjunto", afirma el comisario, quien asegura no poder dar datos sobre el coste de los seguros porque ayer mismo se acabaron de recibir algunas piezas.

La belleza común

¿Cómo conocer la forma que tenía el hombre del siglo XV, sea cual fuere su cultura, de enfrentarse a las múltiples amenazas que sobre él pesaban? Sólo a través del arte. O, lo que es lo mismo, a través de la belleza. De sus temblores en las batallas a muerte quedan los fantásticos cascos de guerra. De su miedo ante los dioses quedan las pinturas y esculturas. De su lucha por organizar su dura vida cotidiana quedan las impresionantes vasijas de cerámica precolombina.Cuenta Joan Sureda que de todos esos miedos reales y mundos más o menos irreales, al hombre le ha quedado el arte que pone en común las cerámicas de Iznik con los dibujos de Miguel Ángel y las figurillas taironas. "El visitante que entre en el recinto del monasterio cartujano no emprendera un imaginario viaje al pasado, ni perderá el horizonte conocido para adentrarse en el camino de los descubrimientos; su horizonte será el hombre, su afán de triunfo, sus temores y angustias ante la vida y la muerte, su necesidad de hacerse acompañar por dioses y héroes, sus universos creadores, sus maneras de mirar y ver la naturaleza".

Ésta es la idea clave que preside toda la exposición y la que hace posible que las figuras religiosas de Berruguete puedan dialogar con los adoradores paganos de la India, y que los paisajes de Shen Zhou no sean indiferentes a los dibujos de Leonardo da Vinci o a los dibujos que Boticelli realizara para la Divina comedia. La exposición es, en suma, un compendio de las culturas de un siglo en el que el hombre consiguió los logros más determinantes para su historia personal y social.

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