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Imelda Marcos se declara en rebeldía judicial por considerarse estafada en las elecciones

Juan Jesús Aznárez

ENVIADO ESPECIALImelda Marcos se ha sumado indignada a la lista de candidatos que denuncian haber sido estafados en las elecciones de Filipinas, pero, en una decisión propia de los grandes estadístas, ha anunciado que alborotará en solitario. Imelda, que hace patria renovando en las zapaterías de Manila su colección de escarpines, no reclamará la jefatura de Gobierno, que ayer conservaba en el escrutinio de los votos el general Fidel Ramos. La viuda de Marcos se ha declarado en rebeldía judicial porque nadie le asegura la imparcialidad de los tribunales, y boicoteará los procesos abiertos contra ella con cargos de corrupción y robo. "Lucharé sola. Bastante desorden hay ya en el país", precisó.

Mientras esta entrañable aportación de serenidad y desprendimiento vaciaba el purgatorio, Fidel Ramos seguía sumando sufragios y se distanciaba ligeramente de Miriam Defensor Santiago, la candidata que ha arrebatado brillantemente a la viuda de Ferdinand Ramos el papel de histrión y el mandato divino.

"Aquí está Dios, y afuera, el demonio del fraude. ¡Conseguiremos la presidencia y venceremos el mal!", prometió Defensor con su estridente voz a poco más de 3.000 seguidores reunidos en el coliseo de Manila después de una rogativa oficiada ayer por el obispo auxiliar de la capital filipina, Teodoro Bacani, que pareció dar así su respaldo a las denuncias de fraude electoral, si bien advirtió contra cualquier tentación de recurrir al poder de la calle para repetir el levantamiento popular de 1986 contra el dictador Ferdinand Marcos.

Fidel Ramos se mantiene en la primera posición, con 1.197.168 votos contra 1.017.874 de Mirlam Defensor y 868.193 de Eduardo Cojuangco. Ha sido computado el 22% de las papeletas; todavía no hay un claro ganador, aunque el general Ramos va aumentando paulatinamente su ventaja conforme avanza el escrutinio.

Las descalificaciones de los candidatos que pierden terreno en el recuento, fundamentalmente Defensor Santiago, han convertido el proceso poselectoral filipino en una sucesión de alarmistas supuestos, y los comentaristas más respetados de Manila temen una extremista conclusión de los debates.

Silencio de los golpistas

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Los militares golpistas no se han pronunciado sobre las acusaciones de fraude, pero en los cenáculos castrenses la actual situación es tema de discusión. El jefe de la Policía Nacional, César Nazareno, ha asegurado que las fuerzas de seguridad abortarán cualquier intento de sustituir por la fuerza el resultado de las urnas.

Sin embargo, el lentísimo escrutinio de los 25 millones de votos emitidos el pasado día 11 y la interinidad política del país estimulan las protestas y facilitan cualquier preparativo involucionista. El columnista Nelson Navarro subrayaba que los filipinos, en la victoria, tienden a ser arrogantes y se envalentonan con los perdedores. "Cuando son derrotados se tornan hoscos, resentidos, y en muchos casos sobrevienen intenciones homicidas".

La presidenta Corazón Aquino ha pedido serenidad en una comparecencia televisiva, pero la belicosa actitud de Defensor Santiago, inmersa en una arriesgada reivindicación que hasta el momento no ha sido secundada con desórdenes callejeros, prosigue, al igual que los insultos a su principal adversario, Fidel Ramos. El militar que colaboró con Ferdinand Marcos en el establecimiento de la ley marcial de 1972 y luego impidió seis golpes de Estado contra la frágil democracia nacional ha sido tildado de ladrón y de ocultarse "bajo las faldas" de Corazón Aquino.

Maribel Onping, asesora de Defensor Santiago, aseguraba a los periodistas presentes en el Coliseo que "este miércoles aportaremos las pruebas de fraude que ustedes piden".

Imelda Marcos, el alegre jilguero que en los mítines acunaba con baladas y adormecía a los pobres con admirables embustes, ha aprovechado el desconcierto y las denuncias de engaño para comunicar al mundo que ella también ha sido esquilmada y teme el cadalso en un sistema judicial que considera trucado.

Cargos por corrupción

La viuda del derrocado dictador filipino aseguró que el objetivo de las 50 denuncias presentadas por corrupción y evasión de cientos de millones de dólares no era otro que descalificarle y privarle de un triunfo electoral que tenía asegurado.

"Quiero anunciar aquí que no voy a comparecer en ninguno de los juicios. No me voy a someter al sistema judicial de este país. Comienzo una desobeciencia civil a título particular". Pero Imelda no está sola en esta abnegada lucha, y así puede atestiguarlo el fiscal Frank Chávez, cuyas querellas contra la candidata que solloza con los partes horarios fueron recriminadas recientemente a paraguazos.

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