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Entrevista:

"Es decepcionante que en las páginas de cultura se hable sólo de dinero"

"A veces tienes muchas decepciones. Abres los diarios, y resulta que en las páginas de cultura se habla solamente de dinero. Me parece un poco fuera de lugar. Se da excesiva importancia a lo que se llama cultura del entretenimiento. Es natural, porque es un tipo de cultura que gusta a la opinión pública, que se ha identificado con ella. Por otra parte, los diarios precisan de una clientela amplia y tienen que hacerle el juego a este tipo de cosas", afirmó Antoni Tápies (1923) en Roma, donde asistió el jueves a la inauguración de una exposición de su Tríptico en la Academia Española.

Organizaba la muestra la Associació Catalana a Roma, y Gluflo Carlo Argan, Achille Bonito Oliva y Francese Miralles, los tres contribuyentes del catálogo, tomaron parte en el bautizo. "Me ha sorprendido el poder de convocatoria que hemos tenido", comentaba el pintor al día siguiente en un hotel de la Via Veneto. ¿No se habla de una crisis comercial de informalismo y de una vuelta a lo figurativo? "Todo esto no es verdad, son cosas que se inventan algunos periodistas. Es distinto lo del neodadá. Cuando hay un neo, ya tienes que ponerte un poco un guardia. Además, esos antagonismos entre abstracto y figurativo nunca los he entendido. Siempre he detestado las estéticas normativas". También se dice que el arte actual es mediocre. "Quizá se ha exagerado con una abundancia de nombres, pero creo que, bueno, lo tenemos demasiado cerca todavía y no vemos los detalles. Mi generación ha. estudiado algunos psicoanalistas, más bien Jung que Freud, o sea, las teorías de los símbolos, y ése es un campo que está empezando. Sabemos todavía, muy poco sobre estos procesos cerebrales donde se forman las imágenes. Creo que la gente joven tiene mucho por descubrir, y no creo que se acabe la historia del arte".

El peso de la muerte

Argán dice que su pintura está tras el final de la vida y algo antes de la muerte. "Es la manera de expresarse que tiene Argán, que es muy patético, basado en unos orígenes muy parecidos a los que yo he tenido en la filosofia existencialista". Pero muchos dicen que la muerte pesa mucho en su pintura. "Alguien lo dice, quizás porque utilizo mucho el símbolo de la cruz. Pero yo pienso que es un símbolo mucho más general, que el cristianismo lo ha adoptado pero que ya existía antes. La cruz es una encrucijada donde se encuentran muchas cosas que parecen opuestas: espíritu-materia, cuerpo-alma, arriba-abajo, las coordenadas del espacio, todo está en forma de cruz. Es una lucha constante entre tesis y antítesis. Siempre estamos en una encrucijada". La caída de los bloques parece haber roto el equilibrio del mundo. "Es interesantísimo, y confirma el estado de opresión que había en aquellos países, que no dejaba salir lo que yo llamaría los aspectos naturales. Ahora vuelve a salir todo lo que es normal, esta linfa étnica y nacional que todos llevamos dentro". Pero la fuerza de la dispersión puede ser negativa. "Yo prefiero que se abran todas las murallas y salgan todas las individualidades".

Su calcetín ha sido polémico. "Ahora mismo no puedo decir que haya habido una polémica. Recibí un encargo, y después se dese neadenaron unas ciertas discusiones, pero que cayeron en un mundo que no es el de las relación que deben existir entre el público y las obras de arte. Por ejemplo, en las cartas al director. Fue una polémica muy fuerte que ha llegado a Japón y a Estados Unidos. Si vieran la maqueta, es muy pequeñita".

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