Esperanza en un alivio de la escasez
Los filipinos que acudan hoy a los colegios electorales lo harán en la confianza de que sus candidatos mejoren la situación de una nación con crecimiento económico negativo y una deuda externa cercana a los 30.000 millones de dólares.El Gobierno de Corazón Aquino, una presidenta cuya honradez personal al frente del Ejecutivo no ha evitado que Filipinas continúe siendo uno de los países del sureste asiático con mayores necesidades, entrega un lamentable testigo. Para colmo de desgracias, muchos inversores extranjeros están abandonando el país ante los insistentes rumores de que el Ejército está preparando un nuevo golpe de Estado.
Según un informe del Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDF), mientras el crecimiento demográfico aumenta un 2,3% anual, el suministro de alimentos lo hace a un ritmo del 1%, dramáticamente insuficiente. Más de la mitad de los habitantes del archipiélago vive en la pobreza, y la tendencia es alcista, y 800.000 personas demandan cada año nuevos puestos de trabajo.
Filipinas continúa siendo un país de emigrantes, con 615.000 nacionales trabajando en el extranjero, la mayor parte en Japón como empleadas de hogar o en la plantilla de los sórdidos clubes o burdeles de Tokio. El abandono del mundo infantil, al igual que en otros países del continente, es especialmente dramático, según el informe, y la mitad de los niños por debajo de los seis años están mal alimentados o carecen de las vitaminas adecuadas.
La mortalidad infantil se sitúa en tomo al 40 por 1.000, y la calidad de la educación se deteriora a pesar de los esfuerzos oficiales por aumentar el grado de escolaridad. "Con parte de los miles de millones de dólares que muchos empresarios filipinos han evadido en cuentas bancarias suizas, gran parte de nuestros problemas quedarían solucionados", comentó una fuente oficial.
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