El paraíso del asno
Hace 15 días que adquiero diariamente EL PAÍS, con la única finalidad de cerciorarme con exactitud quiénes son los compañeros de viaje que eligió su periódico (al final de esta semana lo abandonaré definitivamente, puesto que el amarillismo le brota por todos los poros; y, desgraciadamente, el género malo es lo que más se vende),Poco a poco fui obteniendo los suficientes datos al respecto. La incógnita, por tanto, ha quedado palmariamente despejada.
Como no podía ser de otra manera, ustedes se mueven en la órbita neofranquista (no es fuerte la palabra, sino auténtica). La concomitancia, pues, entre el diario que usted dirige y el PP es perfecta.
Durante el periodo de tiempo que he dedicado a recopilar información he observado cómo esa casa fragua estratagemas, plantea fórmulas y lanza elucubraciones tendentes a encontrar un cauce o resorte que catapulten a los herederos de la dictadura al poder.
No malgasten la poca masa gris que tienen en el cerebro analizando y estudiando una cuestión que no ofrece la más mínima complejidad.
Aun suponiendo que los pupilos de Fraga aumentasen notablemente el número de escaños, el acceso a La Moncloa les seguirá estando vetado.
Tanto catalanes como vascos jamás consentirán que el neofranquismo gobierne en España. Por consiguiente, están dispuestos a colaborar con los socialistas cuando éstos lo necesiten.
EL PAÍS, y casi todas las publicaciones de Madrid, en su afán de desbancar al PSOE de las posiciones que ocupa, de manera ingenua y simplista, inventan componendas y elaboran utopías y planes descabellados que los consideran factibles (confundiendo el deseo con la realidad) para lograr el gran objetivo.
Recientemente, Javier Arzalluz, con diplomacia y, sutileza, dejó bien claras las cosas durante su intervención en Televisión Española. Dijo que 40 años de opresión y cruel tiranía no se pueden olvidar.
Cataluña y Euskadi no son Galicia ni Castilla y León, por no nombrar otras comunidades. Aquéllos van 30 años por delante del resto de España. Por más que nos pese, son ya pueblos desarrollados, y el resto todavía estamos inmersos en el subdesarrollo.
Si los dirigentes pactan con el neofranquismo, los ciudadanos de aquellas nacionalidades no se lo perdonarían.
Por más que ustedes vayan a implorarle y suplicarle a Fraga; por más esfuerzos que realicen y por más intentos que hagan para fortalecer a los discípulos que nos legó el glorioso movimiento nacional, nada van a conseguir. En consecuencia, EL PAÍS bien podía ahorrar el trabajo que emplea en embadurnar páginas enteras. Únicamente si disfrutan paseándose por el paraíso del asno.
Ya sabemos que la prensa estuvo comprometida con los protagonistas de la cruzada. Y, claro está, los descendientes de la histórica proeza es lógico que cuenten con su incondicional apoyo. Y no dudo que la fidelidad continuará "hasta que la muerte los separo".-
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