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El ingreso en la CE divide a suecos y noruegos

La cuestión comunitaria comienza a producir tensiones en los países escandinavos. La primera ministra noruega, la socialdemócrata Gro Harlem Brundtland, y el primer ministro sueco, el conservador Carl Bildt, se han manifestado abiertamente a favor de la integración de sus respectivos países en la Comunidad Europea (CE), pero sus seguidores y sus partidos, lo mismo que ambas sociedades, están todavía lejos de tener claras las intenciones.

Gro Harlem Brundtland, que nunca ha rehuido la polémica cuando están en juego problemas que afectan al país o a su partido, acaba de hacer pública por primera vez su posición respecto a la CE, y ha elegido para hacerlo la comuna de Hardangervidda, en los fiordos, al suroeste del país, uno de los más firmes baluartes del rechazo al ingreso. "Aseguramos mejor los intereses de Noruega a través del ingreso a la Comunidad", dijo la primera ministra. "Y una vez dentro lucharemos por nuestros valores junto con quienes tengan puntos de vista afines en otros países", alusión a la idea existente en los demás países nórdicos sobre la necesidad de preservar, aun dentro de la CE, ciertas formas de vida propias de estos países.El Partido Laborista, que lidera la primera ministra, adoptará en noviembre su posición sobre este asunto y posteriormente un referéndum dará el veredicto definitivo a una cuestión en la que no sólo los laboristas, sino también los demás integrantes del espectro político y el país entero se encuentran divididos. Pese a ello, la primera ministra estima que Noruega estará en condiciones de presentar en noviembre su solicitud de adhesión.

Ayer y hoy

Gro Harlem insiste en que las circunstancias entre el referéndum de 1972, cuando Noruega se pronunció contra el ingreso, y las de ahora son completamente diferentes. Los suecos no han tenido todavía ocasión de votar sobre la adhesión, pero la resistencia a la entrada en la CE aumenta día a día y amenaza, como en Noruega, con crear fisuras en todos los partidos.

La divergencia entre la dirección y las bases se ha hecho más notoria en el Partido Socialdemócrata. Inga Thorsson, representante de Suecia en la Comisión de Desarme de la ONU y en todos los foros internacionales durante varios Gobiernos socialdemócratas, acaba de manifestar, en una entrevista publicada por el diario Dagens Nyheter, que votará contra la entrada de Suecia en la Comunidad Europea en el previsto referéndum.

La conocida experta en problemas de seguridad da como causa principal de su cambio de posición el anuncio hecho por el primer ministro, Carl Bildt, de enrolar a Suecia en la política de defensa y seguridad de la CE.

Otras figuras del Partido Socialdemócrata también se han manifestado de manera similar, lo que ha determinado que la ejecutiva proyecte una campaña interna de información y discusión a fondo sobre los alcances del ingreso en la CE con vistas a alcanzar un consenso antes de la realización del referéndum.

Una situación similar, aunque tal vez más atenuada, se registra en el Partido Conservador y en el Partido del Centro, cuyas cúpulas están a favor del ingreso. Los últimos sondeos de opinión muestran que si bien un 46% de los suecos apoya la entrada en la CE, la cifra desciende hasta el 29% si ese ingreso implica una acción militar conjunta.

También contribuye al no la política económica del Gobierno, desde donde se justifica una serie de medidas que disgustan a la población por la necesidad de homogeneizar Suecia con las condiciones de los demás países comunitarios. Así, por ejemplo, Suecia registra ahora un nivel de paro inquietante, que, además, se prevé que llegue hasta el 10% durante el año próximo, tasa que el país no conocía desde hace muchas décadas. La política fiscal está ya notándose en un empeoramiento de servicios que hasta ahora habían sido un orgullo para los suecos.

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