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Gente de muchas tablas

La programación del Teatro Lope de Vega levanta su tinglado sobre personajes -tanto los de ficción como los responsables de los montajes- sobradamente contrastados. La consigna parece haber sido: nombres incuestionables.

El Quijote, fragmentos de un discurso teatral, dirigido por Maurizio Scaparro -asesor teatral de la Expo- abre el martes plaza: estrenada en Nueva York con repercusión en la colonia hispana, esta reflexión sobre el caballero andante campeón de la utopía se nutre de una expectación más que justificada por la interpretación de Josep Maria Flotats en castellano, acompañado por Juan Echanove. Cervantes tendrá en cartel otra obra el 6 de septiembre, La gran sultana, dirigida por un Adolfo Marsillach que no ha dudado en ir a documentarse a la patria del Gran Turco, Estambul.

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La programación es reincidente con varios autores. De Valle-Inclán, el 9 de mayo, Las comedias bárbaras, en versión completa en un montaje de José Carlos Plaza con meses de puesta a punto en el Centro Dramático Nacional; y, el 23 de mayo, la esperada Tirano Banderas, producida por el V Centenario, que significará el reencuentro con el público español de Lluís Pasqual, director del Teatro de Europa en París.

El juguetón Beaumarchais también repite paseíllo. El 6 de agosto, Les noces de Figaro, a cargo del Teatre Lliure en un montaje del recientemente fallecido Fabiá Puigserver, alma del fino hacer del grupo catalán. Podrá compararse con la óptica de la Comédie Française en Le barbiere de Seville, el 15 de septiembre.

Otro maestro en ligerezas y alegrías del espíritu, Carlo Goldoni, asomará el 7 de octubre a escena con Le baruffe chiozzotte, a cargo del prestigioso Piccolo Teatro di Milano, con dirección, por supuesto, de su creador, Giorgio Strehler.

Una programación, pues, de gotha teatral: nada menos que Ingmar Bergman -que siempre se ha considerado a sí mismo más hombre de tablas que de platós- firma el Peer Gynt, de Ibsen, que el Dramaten de Estocolmo ofrecerá el 15 de junio.

El Siglo de Oro sigue siendo un manantial. Los georgianos del Teatro Rustaveli montan el 22 de junio el Calderón por antonomasia, La vida es sueño, dirigido por Robert Sturua. Y el Royal National Theatre de Gran Bretaña, en montaje de Declan Donnelan, el 2 de junio, Fuenteovejuna, de Lope de Vega. La Conquista protagoniza el 6 de mayo Lope de aguirre, traidor, monólogos escritos por el hoy autor español de moda en el extranjero tras Ay Carmela, José Sanchis Sinisterra, bajo la batuta de José Luis Gómez.

Los espectadores de carácter aventurero y sedientos de modernidad podrán aplicarse, y quizá aplacarse, en el Teatro Central, con piezas más o menos teatrales, como el Noun, de La Fura dels Baus, o El gran inquisidor, de George Tabori y el Centro Andaluz de Teatro, a espectáculos donde la música o la danza son la raíz: Performance, de Laurie Anderson, o el Concierto, de John Lurie y The Balanescu Quartet. Sin olvidar kolosales musikales como The Black Rider -a cargo de los alemanes Thalia Theater-, que de una tacada supone dirección de Bob Wilson, música de Tom Waits y textos de William Burroughs.

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