Agresión en banderola
Muchos monumentos, víctimas de nuevos carteles que los ocultan para darles nombre
Plazas y monumentos del centro histórico de Madrid están siendo agredidos por unos postes o banderolas en metacrilato de considerables dimensiones. La pretensión por parte del Ayuntamiento es señalar al visitante, nativo o turista, los puntos más característicos y merecedores de atención de la Villa y Corte; pero el resultado final es que ni uno ni otro, privados de perspectiva por indómita y rígida placa plastificada, llegan a poder distinguir de manera limpia la fachada del producto histórico-artístico, del jardín que lo rodea o de la estatua que lo preside.
La banderola es fruto del diseño: el nombre del monumento, de la calle o de la plaza, va incrustado en letras doradas en el seno de un plástico gigantesco que luce en una esquina un pequeño escudo azul, portador del oso que trepa al madroño.El conjunto de la placa se erige sobre un poste de color marrón pintado al fuego, capaz de dar la altura suficiente al invento como para ocultar el monumento al que da nombre: "Convento de la Encarnación", "Capilla del Obispo", "Plaza de la Villa", "Calle Bailén" o "Teatro Real". En este último caso, el anuncio se encuentra de tal manera colocado que, bajando por la calle de San Quintín, impide la visión de uno de los más bellos horizontes a cielo abierto de Madrid. Hasta el Palacio Real, con sus sobradas dimensiones, es víctima del obstáculo visual que le da nombre, dependiendo de dónde se encuentre el viandante.
Sólo en la plaza de la Encarnación hay tres de estos carteles colocados a los que se añaden otros cinco pintados en azulejo e incrustados en las paredes. ¿Se dará cuenta el visitante de que ha llegado a la plaza de la Encarnación? Y la estrecha y corta calle de la Priora ha tenido que soportar que, en pleno centro de su entrada desde la plaza de la ópera, un invasor anuncie "plaza de San Martín" con la correspondiente flecha conductora.
Presupuesto agotado
Fabricados "con materiales nobles, aunque nos salgamos de la sencillez que hasta ahora ha existido en el centro de Madrid", como explica Rafael Calvo, jefe del departamento de Mobiliario Urbano del Ayuntamiento de Madrid, los estandartes salpican todo el centro histórico de la ciudad, recorren el barrio de Salamanca y se han parado a las puertas del barrio de Chamberí, porque el presupuesto, de 30 millones de pesetas, está agotado.Tan novedoso adorno urbano ha sido colocado en los puntos estratégicos por orientación de una persona especialmente dedicada a ello y que, en ocasiones, tuvo que proceder a la revisión ortográfica con la consiguiente y oportuna corrección de algunas faltas.
Querían los responsables del departamento municipal de Mobiliario Urbano informar y orientar sobre museos, iglesias, y monumetos en general. "Utilizar una señalización más moderna y más bonita", como explica Rafael Calvo.
Corren días de estética y diseño, y el equipo municipal decidió consultar el catálogo apropiado: centraron su mirada en la banderola metacrílica. "Es la que nos pareció más bonita", explica Calvo. "El color es de tipo urbano y, aunque es cuestión de gustos, va muy bien".
El proyecto forma parte de un plan general de mobiliario urbano que el Ayuntamiento de Madrid está llevando a cabo y que incluye la distribución por las calles céntricas de la capital de bancos, papeleras, jardineras y un largo etcétera en el que no faltan unos bancos llamados anatómicos.
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