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Mitterrand se dota de un 'Gabinete de guerra' para encarar las elecciones legislativas de 1993

El último batallón de fieles mitterrandistas gobierna en solitario Francia desde la noche del pasado jueves. Y lo hace recuperando un discurso de izquierda y adoptando el aire de un Gabinete de guerra. El equipo ministerial dirigido por Pierre Bérégovoy afirma que su prioridad es la lucha contra el paro, da por clausurada la apertura socialista al centro y considera que aún no ha llegado el momento de la alianza con la vigorosa corriente ecologista. Ante la perspectiva cada vez más posible de un final desastroso de su segundo mandato presidencial, Mitterrand ha pasado a la contraofensiva.

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El Gabinete que han formado él y su nuevo primer ministro, Bérégovoy, tiene menos de un año para evitar una derrota socialista en las próximas legislativas. Por eso, su unidad interna debe ser total. El nuevo Gobierno agrupa exclusivamente a veteranos mitterrandistas como el propio Bérégovoy, Jack Lang, Roland Dumas y Pierre Joxe, y miembros de la joven guardia presidencial como Elisabeth Gigou, Jean-Louis Bianco o Bernard Tapie. Son, como decían algunos comentaristas políticos recordando el mote aplicado al presidente, los locos de Dios.Lang, miembro de todos los Gobiernos socialistas desde 1981, añade a la cartera de Cultura la de Educación y se convierte en el número dos del Ejecutivo. En esa tarea, dos personas van a ayudarle: Bernard Kouchner, que conserva la cartera de Acción Humanitaria, y Bernard Tapie, nombrado ministro de la Ciudad. Tapie, el hijo de obreros convertido en millonario, es la gran novedad. Va a tener que lidiar con el problema de los suburbios y aportar al Ejecutivo su experiencia en la lucha frontal contra el ultraderechista Frente Nacional de Le Pen. Dos viejos amigos de Mitterrand, Roland Dumas y Pierre Joxe, conservan sus carteras de Exteriores y Defensa.

Mujeres en el equipo

Entre las mujeres que se quedan figuran Frédérique Bredin (Juventud y Deportes), Martine Aubry (Trabajo) y Elisabeth Gigou (Asuntos Europeos). A ellas se les añaden Ségolène Royal, que sustituye en Medio Ambiente a Brice Lalonde, el ecologista que no quiso participar en "la chapuza", y Marie Noëlle Lienemann, que, pese a haber luchado contra la guerra del Golfo, alcanza la cartera de Vivienda y Marco de la Vida.Las salidas más destacadas son las de Lionel Jospin, Henri Nallet y Philippe Marchand, que ocupaban, respectivamente, las carteras de Educación, Justicia e Interior. Jospin, el veterano elefante socialista, paga así sus diferencias con el presidente; Nallet, la vinculación de su nombre con los escándalos de financiación ilegal del Partido Socialista; Marchand, una ineficacia cuya única excepción ha sido el reciente éxito en la lucha contra la organización terrorista ETA.

Mientras los partidarios de Laurent Fabius, primer secretario socialista y primer ahijado político de Mitterrand, refuerzan sus posiciones, el único amigo de Michel Rocard que alcanza un puesto importante en el Gabinete es Michel Sapin, sustituto de Bérégovoy en Economía y Hacienda. Sapin es un neófito en esta materia, y es evidente que Bérégovoy seguirá teniendo el control directo de los asuntos económicos.

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El nuevo primer ministro ha anunciado un cambio de rumbo en la política, esencialmente antiinflacionista, que ha seguido en los últimos años. Ahora pondrá el acento en la lucha contra el paro y en la promoción de la justicia social. Para ello dispone del dinero ahorrado en los últimos años, el que se negó a entregarle a Edith Cresson, la primera mujer que accedió a la jefatura del Gobierno francés y la persona que menos ha durado en ese puesto en toda la historia de la V República.

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