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Un jefe de los GRAPO se escapa de la cárcel de Granada, abriendo un boquete en su celda

El secretario general de Asuntos Penitenciarios, Antoni Asunción, admitió ayer que la fuga de la cárcel de Granada del dirigente de los Grupos de Resistencia Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO) Fernando Silva Sande fue debida a "un cúmulo de errores". Asunción dijo que asume la responsabilidad y pidió comprensión porque, señaló, la dispersión de presos terroristas obliga a aceptar un aumento de los riesgos. Silva, de 38 años y considerado muy peligroso, se evadió pasadas las cinco de la madrugada de ayer a través de un boquete que abrió en la celda de aislamiento.

Los responsables de la prisión provincial de Granada habían pedido en reiteradas ocasiones a la Secretaría de Asuntos Penitenciarios el traslado del grapo a una cárcel más segura. Las fuerzas del orden establecieron controles en las carreteras de toda Andalucía para intentar encontrar al fugitivo.Fernando Silva -uno de los principales dirigentes de la banda, acusado de cinco asesinatos y con un amplio historial delictivo en los GRAPO- abrió un agujero de 24 por 34 centímetros en la pared de la celda de aislamiento que ocupaba desde su llegada a la penitenciaria de Granada, hace aproximadamente medio año, y por allí descendió a un patio interior.

Desde el patio, tras forzar una valla metálica, escaló al tejado y luego pasó a la terraza de un pabellón de viviendas de funcionarios que se encuentra en obras. Desde allí descendió con ayuda de una sábana hecha jirones a un jardín, salvó una verja y llegó a la calle. Ni los funcionarios ni los vigilantes se percataron de nada.

Intento en Cartagena

Silva había intentado ya la evasión de la cárcel de Cartagena (Murcia) serrando los barrotes, pero fue descubierto. Precisamente a raíz de este incidente se le trasladó a Granada con instrucciones de que se le sometiera a la vigilancia más estricta.

Estaba incluido en el FIES (Fichero de Intemos de Especial Peligrosidad). Hace pocos días se desplazó a un juzgado de Granada para cumplimentar unas diligencias custodiado por agentes de élite de los GEO, en vez de agentes normales del Cuerpo Nacional de Policía.

Pese a todas estas circunstancias, el preso pudo perforar durante varios días la pared con los junquillos de una ventana y fue acumulando escombros en tres bolsas, que ayer fueron descubiertas. Los responsables de la prisión ni sometieron la celda a especiales medidas de control ni cambiaron regularmente al preso de habitáculo, como se recomienda en estos casos.

"Asumo la responsabilidad de los errores", declaró ayer Asunción. "La dispersión de presos terroristas aumenta los riesgos, hay que ser consciente". El secretario general de Asuntos Penitenciarios subrayó que en cuatro años de dispersión es la primera fuga, sobre más de 500 internos. Asunción pidió a los funcionarios que no se desanimen y recordó que ha sido necesario realizar la dispersión "con la infraestructura carcelaria disponible, no con la que se desearía", informa Jesús Duva.

"Pediré a los funcionarios que no bajen la guardia", agregó Asunción. "Han estado haciéndolo muy bien, pese a que han sufrido amenazas y ataques con bombas". El titular de Asuntos Penitenciarios achacó a la buena conducta del preso durante los dos primeros meses en Granada el hecho de que los funcionarios se confiaran. El ministro de Justicia, Tomás de la Quadra, calificó la fuga de "lamentable" en los pasillos del Congreso y la atribuyó también a fallos de seguridad.

Tres fugas más

Silva fue detenido en Madrid el 26 de octubre de 1990. De la prisión de Granada se han escapado tres presos en los últimos 45 días. Andrés Puga, su director, accedió al puesto el pasado año por la destitución de su antecesor, a raíz de la evasión de otros dos internos.

La fuga del dirigente de los GRAPO, que participó en los secuestros de Antonio María Oriol y Emilio Villaescusa, fue advertida a las 7.45 horas durante el primer recuento del día. En un primer momento, se aseguró que el fugitivo había acudido a las 5.47 de la madrugada al servicio de urgencias del hospital Clínico de Granada, situado a unos 500 metros de la penitenciaría, con un brazo roto y otras lesiones menores. La policía desmintió anoche esta información, que atribuyó a una confusión de la Junta de Andalucía.

Andrés Puga reconoció hace mes y medio que el emplazamiento de la cárcel en el casco urbano favoreció entonces la huida de dos internos. Ambos gatearon por una red metálica sin que funcionaran los medios electrónicos de deteción.

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