Colaboración social
Cuando los ayuntamientos necesitan hacer economías, después de malgastar los dineros públicos, contratando a Prince o a Madonna, acuden a la colaboración social obligada de los pobres, solicitado de la Oficina de Empleo traba adores procedentes del paro, a los que únicamente se les paga una cantidad que iguala el subsidio de desempleo en el primer momento de adquirirlo, más una posible gratificación del alcalde que les toque en suerte. No se cotiza por ellos a la Seguridad Social, y por tanto, durante ese periodo de contratación no generan paro remunerado, yendo al final a parar a la calle totalmente desasistidos.A los objetores de esta llamada a filas se les retiran sus derechos económicos como si no hubiesen cotizado anteriormente, quedándoles únicamente como recurso de protesta la baja médica o el bajo rendimiento.
A los maltratados y desheredados de la vida, gentes expuestas constantemente a peligros, lesiones y enfermedades derivadas de la dureza de sus trabajos, envejecidos prematuramente, población mayoritaria de cualquier sala de espera de ambulatorio, el Inem, con su sentido particular de justicia social, les impone la colaboración en ayuda de los más ricos. ¡Qué patética ironía!
Sería de agradecer, en aras de una mayor justicia y consideración humana, la renuncia voluntaria y ejemplar por parte de la Administración pública a la contratación de personal bajo el infelizmente denominado régimen de colaboración social para mayor vergüenza y sonrojo de un organismo como el Inem-
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