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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Marcha minera

NO HAN faltado en España en los dos últimos lustros las movilizaciones sociales llevadas a cabo en comarcas enteras, e incluso autonomías, en defensa de los puestos de trabajo y de las condiciones de vida puestas en peligro por los procesos de reconversión de sectores industriales obsoletos. Pero pocas han dado la impresión de estar tan inteligentemente programadas, además de bien ejecutadas, como la protagonizada por los mineros y los habitantes de la comarca leonesa de Laciana. La punta de lanza de su movilización ha sido su larga marcha hasta Madrid, el carácter pacífico con que se ha desarrollado y, sobre todo, el movimiento de solidaridad social suscitado a lo largo de los 500 kilómetros de su itinerario.En realidad, el esfuerzo y el tesón con que se han empleado los mineros, sus familiares y todos los habitantes en general de esta comarca minera leonesa en defensa de sus condiciones de vida, han estado en consonancia con el riesgo que les acecha: el cierre de la industria minera; un cierre que no sería compensado, en su caso, por ninguna hipotética reindustrialización, difícilmente viable por la ausencia de infraestructuras, fundamentalmente viarias. De ahí que su lucha por el puesto de trabajo lo sea también, a medio plazo, por la del futuro de la tierra en que viven. ¿Cómo extrañarse, pues, de que los 400 mineros que han realizado la marcha a Madrid hayan suscitado tantas muestras de apoyo y simpatía de las poblaciones por donde pasaban?

La cuestión, sin embargo, es cómo traducir estos sentimientos de solidaridad al ámbito de las leyes económicas. Tarea dificil, sin duda, pero que lo es menos después del movimiento social desencadenado por los mineros y habitantes de la comarca de Laciana, solidariamente seguido ayer por una huelga general de toda la minería leonesa. Y es que el posible cierre del legendario pozo María, con el consiguiente despido de 250 mineros en la citada comarca de Laciana, ha sido interpretado como el principio del fin de la actividad minera en la región, monopolizada desde hace decenios por la empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), la más importante explotación privada de la minería española.

Los mineros llegados a Madrid no consiguieron ser recibidos por el ministro de Industria, como querían. Pero quizá no era esto lo más importante para ellos, dicho sea al margen de la valoración que merezcan las razones de Claudio Aranzadi para no hacerlo. Lo destacable es que la marcha, iniciada hace 18 días en Villablino y concluida ayer en Madrid, se realizó de forma pacífica a lo largo de todas. las jornadas, y que su incidencia en la opinión pública ha contribuido de forma decisiva a desbloquear la situación y a forzar un plan de viabilidad conjunto por parte de la empresa, de los sindicatos y de las administraciones públicas competentes: la central y la castellano-leonesa. Ahora no se descarta la rentabilidad de la explotación del pozo que se pretendía cerrar. Lo que hace falta es que esta rentabilidad no dure sólo lo que tarden en gastarse las ayudas oficiales y que responda a una buena gestión empresarial.

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