La aviación turca ataca bases kurdas en el norte de Irak
La aviación de Ankara atacó ayer objetivos en Irak de rebeldes kurdos de Turquía, anunció un portavoz militar. Los aviones penetraron 12 kilómetros en el espacio aéreo de Irak. Entretanto, 10 personas resultaban muertas y al menos cinco heridas por ataques de la guerrilla kurda en el sureste de Turquía. Desde el pasado fin de semana, más de 70 personas han muerto en la región, donde el independentista Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) ha lanzado su mayor ofensiva en varios años. Ankara envió ayer refuerzos a la frontera con Irak y redobló la vigilancia en el sureste para impedir la infiltración de guerrilleros kurdos y neutralizar la rebelión.
Todas estas medidas ilustran con dramática elocuencia el grado de preocupación en el Gobierno conservador de Suleimán Demirel frente al más recio desafío de los guerrilleros de Abdulá Apo Ocalán.En las mismas calles donde hace cinco días guerrilleros enmascarados del PKK dieron al Ejército una sorprendente demostración de preparación militar, ayer sólo se movían soldados protegidos por el blindaje de carros de combate. Tras algunos ventanales destrozados en las batallas de hace cinco días, se podían ver fugazmente los rostros de hombres y mujeres que atisbaban a las patrullas o elevaban los ojos al cielo tratando vanamente de localizar cazabombarderos que rugían a gran altura. Al anochecer, el único movimiento perceptible en el centro de Cizre era el vaivén de un letrero comercial desvencijado y que chirriaba con el viento.
Las escenas en esta pequeña ciudad junto a la frontera con Siria y a pocos kilómetros de Irak contrastaban notablemente con la inusitada actividad en DIyarbakir y en los caminos que zigzaguean por las montañas del Kurdistán turco.
Aviones y helicópteros
En la base de la fuerza aérea de DIyarbakir, los cazabombarderos hacían cola para reabastecerse de combustible y despegar. Según informes radiofónicos, la aviación turca volvió a atacar bases del PKK en el norte de Irak, mientras helicópteros artillados acosaban a columnas guerrilleras en los alrededores de Simak.En los cuarteles se ha redoblado la vigilancia, y el toque de queda se ha hecho más riguroso, reduciendo las posibilidades de acceso al sureste. En los numerosos puestos de control entre Diyarbakir y Cizre, los gendarmes y soldados han recibido el refuerzo de comandos de boinas azules.
Una de las misiones de los nuevos puestos de control es decomisar casetes de música kurda, pero también sirven para ventilar el repudio del Ejército turco hacia los periodistas. "¡La victoria es nuestra! ¡La culpa [de la violencia] es de la prensa!", gritó un centinela a las puertas de Cizre, donde Izet Kezer, un fotógrafo del diario Sabah, cayó con un balazo en la cabeza el lunes pasado. Según la mayoría de las versiones, la bala que mató al periodista, de 37 años, salió de un fusil del Ejército.
La decisión de enviar refuerzos a la frontera con Irak fue un mensaje claro a los movimientos guerrilleros atrincherados en las montañas al sur. Demirel, bajo creciente presión interna para contener el más atrevido desafío a su Gobierno, declaró que está dispuesto a convertir la frontera en "un muro insalvable hasta para los pájaros".
La advertencia no sólo fue para Bagdad, que -al menos en teoría- tendría que impedir las incursiones guerrilleras desde su territorio. En realidad, el mensaje fue para los sirios. Al Gobierno turco se le están agotando los eufemismos para disimular su ansiedad e indignación por la hospitalidad que desde hace más de tres años Damasco brinda al PKKI tanto en Siria como en el valle de la Bekaa, en Líbano.
Para varios analistas, la crisis entre Turquía y Siria es sólo cuestión de tiempo. Ankara ha sugerido que podría atacar las bases del PKK en Líbano, lo cual -a menos que haya una operación de largo alcance sobre el Mediterráneo- implicaría la violación del espacio aéreo sirio.
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