Plácido Domingo entusiasmó en Buenos Aires
Más de 20.000 argentinos ovacionaron al tenor en su vuelta después de 10 años
El tenor español Plácido Domingo entusiasmó a miles de argentinos en un recital al aire libre celebrado en Buenos Aires el martes por la noche junto con la soprano nortemericana Julia Migenes. El arte de Domingo conmovió hasta a los leones del vecino zoológico, que empezaron a rugir cuando el tenor cantaba el dolor de Edgardo en una pieza de la ópera de Gaetano Donizetti Lucía de Lammermoor. Fue una memorable noche del otoño austral la del reencuentro de Domingo con el público argentino, después de 10 años de ausencia, y el debú de Migenes en Argentina.
Unas 6.000 personas se reunieron en las localidades de pago y otras 15.000 detrás de la cerca, donde el público podía escuchar gratis el recital y ver a los cantantes a través de dos pantallas orientadas hacia la avenida Libertador, cortada al tráfico desde la mañana. El recital forma parte del programa Buenos Aires, Capital Cultural de Iberoamérica 1992.En el ámbito escogido para el acto, en el monumento de los españoles, sólo rompió la estética de la noche un horrible marco del escenario formado por los pegotes con los nombres de las empresas patrocinadoras. De romper la armonía se encargaron los chirridos de la defectuosa megafonía en tres momentos de la segunda parte del concierto.
Los restantes incidentes no fueron capaces de apagar las voces de Domingo y la Migenes. Primero fue un avión que volaba hacia el vecino Aeroparque, pero no consiguió tapar la potente voz de Migenes cuando cantaba el aria Depuis le jour de la Louise de Charpentier. En la pieza siguiente los leones del vecino zoológico de Buenos Aires iniciaron un dúo inesperado con el tenor español, cuando daba rienda suelta al dolor de Edgardo ante lo que cree un engaño de Lucía en Lucia Lammermoor de Donizetti.
Alto nivel
El concierto tuvo un nivel de recinto cerrado y no hubiera desmerecido para nada en el teatro Colón de Buenos Aires. Se apreció una cierta ronquera en la voz de Domingo, que no escatimó esfuerzo, talento y fuerza actoral, tanto en situaciones cómicas como dramáticas. Migenes impresionó con la potencia de su voz. El tenor y la soprano se representaron a sí mismos en la pieza con que concluyó el recital regular. Cantaron el dúo final C'est toi, c'est moi, de la Carmen de Bizet, ópera que Domingo y Migenes representaron en el cine bajo la dirección de Francesco Rosi.El final de la primera parte del recital había sido un divertidísimo dúo Esulti pur la barbara del Elisir de amore de Donizatti, con un Domingo muy gracioso y cómico en el papel del achispado Nemorino. Cuando casi al final del repertorio previsto, Domingo cantó E lucevan le stelle, de la Tosca de Giacomo Puccini, palidecieron un poco más las tres Marías y brilló la Cruz del Sur en la estrellada noche otoñal. Al mismo tiempo, una media luna emergía entre los edificios de la avenida. Se creó un ambiente de una cierta mágia en una noche en la que en Argentina 16 años antes se había iniciado la terrible dictadura que costó casi 10.000 muertos.
Al terminar el recital previsto siguió una cascada de propinas entre el entusiasmo masivo. No faltaron dos tangos, Cuesta abajo y Mi Buenos Aires querido, que Domingo tuvo que leer, y María más Tonight de West side story.
Pasada la medianoche, cuando se encendieron las luces tras la conclusión del concierto, un olor a choripán [bocadillo de chorizo] invadió la zona. Durante la escucha de las canciones los otros sentidos habían quedado embotados. Una maestra lloraba emocionada en las localidades de pago, un tercio de su sueldo mesual la entrada, porque "cuando canta, Plácido evoca en mí muchas cosas". El tenor español dará un recital el sábado en Santiago de Chile, con Julia Migenes.
Babelia
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