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La contaminación no disminuyó en México capital, pese a las restricciones

La capital de México fue declarada ayer en estado de emergencia ambiental durante 28 días consecutivos, debido a los elevados índices de contaminación que viene padeciendo durante la última semana. La inquietud y el temor se apoderaron ayer de los habitantes de Ciudad de México al comprobar que, pese a las fuertes restricciones adoptadas sobre la circulación de vehículos, las variantes de contaminación permanecían estables respecto a días pasados, e incluso aumentaban en las horas punta del día. La gente en general apostó por los transportes públicos en el primer día que se institucionaliza indefinidamente la prohibición dos veces a la semana de circular a los vehículos particulares. La radio, como ocurrió el domingo, se ha convertido en un elemento imprescindible que informa puntualmente de los riesgos y los mecanismos oficiales para su prevención.El programa Hoy no circula, aplicado por la comisión metropolitana, dejó ayer estacionados a casi un millón de vehículos de los más de tres que a diario transitan por la capital mexicana y se mantendrá en vigencia hasta nuevo aviso. Hubo una mejoría en el tráfico, ya de por si imposible, pero las condiciones atmosféricas, con temperaturas máximas en la capital de 28 grados y la práctica inexistencia de vientos y lluvia, se han convertido en un terrible aliado del deterioro ambiental, con altos índices de dióxido de azufre, monóxido de carbono y ozono.

Fin de semana distinto

El fin de semana, en el que se aplicaron también por primera vez las restricciones de circulación, provocó que muchas familias optaran por permanecer en sus domicilios, unas pendientes de la información que facilitaban las emisoras de radio y televisión y otras temerosas de entrar en contacto con la atmósfera urbana. El regente de la ciudad, Manuel Camacho, compareció el domingo para informar de que el plan de prevención no sólo se extendía a los vehículos particulares dos veces por semana, sino que afectaría a partir de hoy a las fábricas, que se verán obligadas a disminuir en un 30% su producción. Las clases, sin embargo, no serán suspendidas de momento, por lo que ayer hubo normalidad escolar a excepción de un mínimo porcentaje de alumnos que por problemas de transporte familiar o por exagerada prevención de sus padres permanecieron voluntariamente en sus hogares.El domingo fue un día inusual en el Distrito Federal de México. Sin apenas circulación y con la terrorífica contaminación sobre las cabezas de los ciudadanos, la gente dejó de acudir a los campos de fútbol; los espectáculos al aire libre resultaron mermados de asistencia, y las nueve líneas de metro permanecieron semivacías a lo largo del día. Las terrazas de los cafés de la Zona Rosa presentaban un ambiente desolador, al igual que la plaza del Zócalo, dos de los lugares más frecuentados por los turistas.

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