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EL ESTADO DE LA NACIÓN, A DEBATE

23 palabras para la inseguridad ciudadana

La comunicación dirigida por el Gobierno al Congreso como base del debate sobre el estado de la nación dedica 23 palabras a la inseguridad ciudadana. El término "droga" -el mayor problema para los españoles, según los sondeos oficiales- no aparece en los seis folios, cuando hace menos de medio año las patrullas urbanas recorrían las calles cazando al presunto yonqui. El aparente despego de los políticos por lo que sucede en las calles puede ayudar a entender por qué en San Cosme, el barrio de El Prat de Llobregat (Barcelona) donde se encendió la espoleta de las patrullas, menos del 20% de los vecinos votó en las pasadas autonómicas catalanas. Las encuestas del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) reflejan desde hace tiempo la creciente preocupación de los españoles por la droga, considerada el primer problema.El temor se convirtió en indignación en algunos barrios de las grandes ciudades desde el verano pasado, y derivó en algaradas y enfrentamientos con la policía. En San Cosme, el estallido llegó después de que la población y el Ayuntamiento de El Prat, gobernado por Iniciativa per Catalunya, pidiesen inútilmente soluciones durante meses. "Una media de mil yonquis venían a comprar droga cada día, algunos sin dinero, o sea, a dar el tirón", recuerda el primer teniente de alcalde, José Pérez Moya. El alcalde, Luis Tejedor, llegó a amenazar con una sentada ante el Gobierno Civil de Barcelona para ser recibido.

Huelga de urnas

Las exigencias de ayuda y policías no fueron atendidas hasta que la violencia saltó a las calles. "Ahora la policía está presente en el barrio y se sigue traficando", admite Pérez Moya, "pero no con el descaro de antes. La gente, por lo menos, puede tomar el autobús a Barcelona sin ver a los toxicómanos pinchándose".El hipermercado callejero de la droga ha terminado, pero los responsables municipales son conscientes de que sólo se ha desplazado a otras poblaciones de la periferia de Barcelona. San Cosme, tras la experiencia de los piquetes, ha encontrado otro procedimiento para expresar su malestar con los políticos: la huelga de urnas. El distrito electoral al que pertenece esta barriada de unos 5.000 habitantes alcanzó el récord de abstención en las elecciones catalanas del pasado día 15, con un 31% de participación. En las dos mesas del barrio, votó el 19,4% de los censados y el 12,9%, respectivamente.

"Hay cosas que para la gente son parte de la vida diaria", dice el primer teniente de alcalde de El Prat de Llobregat, "y no encuentran reflejo en la vida política. Es la expresión de un distanciamiento cada vez mayor entre vida y discurso político". Nicanor Briceño, improvisado líder de la revuelta popular contra la droga en Villaverde (Madrid), va más lejos, y aventura que, "a lo mejor, los partidos tienen algo que ocultar en relación con la droga, porque el hecho es que no atacan el problerna".

Briceño, conserje de un colegio, encabezó la protesta vecinal contra un nuevo asentamiento gitano que consideraba foco seguro de atracción para más traficantes y consumidores de droga. Tras la protesta, se descartó el asentamiento.

"Antes había sólo tres coches patrulla de la policía para los 125.000 vecinos del distrito de Usera, al que pertenece Villaverde", asegura Briceño. "Ahora tenemos a los antidisturbios en la calle y el espectáculo de la droga se ha contenido". Este líder vecinal se pregunta qué se sacó en limpio tras el debate sobre la droga en el Congreso, en diciembre pasado, en el que el PP reclamó sin éxito la presencia del jefe del Gobierno, Felipe González. "Alguna razón debe haber para que los políticos, del Gobierno o de la oposición, no agarren el toro por los cuernos., A lo mejor es que la droga sólo golpea en las calles de los barrios marginales", concluye Briceño.

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Los estudios de opinión más serios son concluyentes. La droga es, según el barómetro del CIS de mayo pasado, aún antes de la explosión de ira popular, uno de los dos problemas citados como los dos más graves para el 58% de los consultados. Tras el paro, que ocupa el segundo lugar, la inseguridad ciudadana aparece citada por un 29%.

Los españoles clasifican la sensación de seguridad del barrio donde viven con una media de 5,8 puntos, en una escala de 1 (muy inseguro) a 10 (muy seguro). Sobre esta materia, que muchos ciudadanos viven con aprensión y dramatismo, el Ejecutivo afirma escuetamente en su comunicación al Congreso: "La seguridad ciudadana y la lucha contra la delincuencia han continuado siendo tareas de gran prioridad para el Gobierno en el último año". Veintitrés palabras.

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