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Li Peng advierte que China no tolerará una democracia de tipo Occidental

Juan Jesús Aznárez

El primer ministro chino, Li Peng, declaró ayer ante el pleno de la Asamblea Popular Nacional que la apertura económica proseguirá con ambiciosas reformas, pero advirtió que no se tolerarán iniciativas encaminadas a promover en China una democracia de tipo occidental. Li previno contra un posible proceso inflacionario y subrayó también que las actividades delictivas, cuyos límites y clasificación no precisó, deben ser combatidas "sin compasión ni clemencia". "En caso contrario", aseguró, "podemos pagarlo muy caro".

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Inmovilismo y apertura

Cerca de 5.000 personas, entre diputados, miembros de la Conferencia Consultiva del Partido Comunista, diplomáticos, periodistas y miembros de una banda militar, asistieron a la ceremonia de apertura de la séptima edición de la Asamblea, que se desarrolló en el Gran Palacio del Pueblo, en una de cuyas salas se levantó un dispensario para atender las necesidades médicas de los diputados más ancianos. Deng Xiaoping no asistió al acto en el que el jefe del Gobierno pronunció un discurso, de cerca de dos horas de duración, considerado por los observadores de contenido más conservador que el de las recientes declaraciones efectuadas por el todavía máximo dirigente chino. Hace pocos días el anciano líder instó a estrechar la vigilancia sobre "la izquierda" más que sobre "la derecha".Flanqueado por los máximos dirigentes del partido y del Estado, el primer ministro subrayó la necesidad de "mantenerse alerta frente a las ideas de liberalización burguesa, ponerse en guardia tan pronto como aparezcan sus primeros síntomas y de ninguna manera permitir que se desborden, so pena de enfrentar gravísimas consecuencias". La intervención del gobernante estuvo dedicada fundamentalmente a enumerar los resultados y objetivos de una reforma económica que ha funcionado bien y que este año intentará un crecimiento del 6% contra el 7% logrado en el ejercicio anterior. De acuerdo con Li Peng, quien rechazó cualquier presión internacional en el tema de los derechos humanos, la estabilidad social y política son indispensables para continuar con las reformas, que ahora incidirán en el sector agrícola y en la reconversión de las grandes y medianas empresas públicas.

"En 1991, los mercados estuvieron bien abastecidos y el pueblo vivió feliz y tranquilo. (...) Donde hay orden hay prosperidad y donde hay desorden hay decadencia", manifestó. "Sólo profundizando sin cesar la reforma", agregó, "desarrollando incesantemente la economía y elevando sin pausa el nivel de vida del pueblo es posible sentar las bases para un largo periodo de orden y tranquilidad sociales y mostrar a plenitud la superioridad del sistema socialista". El primer ministro chino, en el apartado dedicado a las relaciones internacionales, declaró que Pekín defenderá sus actuales lazos de amistad con Corea del Norte y estimó que han mejorado las relaciones chino-norteamericanas.

Li Peng, visto como uno de los principales promotores del envío del Ejército para reprimir las manifestaciones de 1989 en la plaza de Tiananmen, animó el regreso de los estudiantes chinos exiliados en el extranjero "para que tomen parte en la modernización del país". "Sea cual sea la posición política que hayan asumido en el pasado, les daremos la bienvenida". Según el Gobierno chino, 87.000 estudiantes viajaron a un total de 76 países a finales de los años setenta para cursos de mejoramiento y regresaron 40.000. Fuentes occidentales aseguraron por su parte que se fueron 150.000, de los que no han vuelto las dos terceras partes. Varios miles de jóvenes, en su mayor parte universitarios, abandonaron China después de Tiananmen.

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